"Nunca te presté atención, no es nada personal soy así con todos. Quería estar en paz y tranquilidad; en el fondo sabía que eras un misterio y por eso no me quería implicar. Ay, santo cielo".
Algo extraño había pasado. Ese tipo de cosas de las que piensas que nunca pasarán y sin embargo, pasan. Yamazaki siempre tuvo la certeza de que Saiki no estrecharía un vínculo con ninguna chica por lo arisco que era. Todo eso cambió cuando ciertos acontecimientos se encontraron.
Había sido ya un tiempo desde que Saiki aceptó la presencia de Teruhashi. Pero ahora la chica había decidido tomar el valor que tenía y dejar atrás los comentarios de la gente y escribirle una carta a Saiki Kusuo, esto también porque la presencia de la castaña en la vida del psíquico le preocupaba cada vez más; además sus sentimientos eran cada vez más intensos.
El chico cuando recibió la carta estaba indeciso, por otra parte la resplandeciente adolescente pensaba en todos los posibles escenarios negativos que podían suceder. Algo diferente sucedió, él no contestó nada.
Simplemente podía ser que él no tuviera interés, o que le daba timidez. Muchas respuestas aludiendo el ego de la adolescente de pelo azul rondaron por su cabeza, hasta que llegó a una conclusión; conquistar a Saiki Kusuo.
Su plan inicio cuando convenció a la persona que se sentaba al lado de él sentarse en el puesto de ella. Ya tenía un plan.
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~Por otro lado ☕.
–le pega una almohada en la cabeza– ¡Niko eso es genial! Prácticamente tuvieron una cita.
–¡Que no fue una cita! –juega con sus dedos nerviosa.
–Pero sí hasta se quedó contigo y todo, además no negó que fuera tu mejor amigo DELANTE DE TU MAMÁ. Eso es que lo acepta.
–Recuerda que él tampoco es de muchas palabras.
–Eso será con la gente común, porque por lo callado que me has dicho que es cualquiera pensaría que es mudo, pero a ti te responde.
–¡Para ya! Son sólo cosas pequeñas.
–¿Y es que acaso las grandes cosas no empiezan por pequeñeces?
–A ver, nómbrame una.
–A... ¡Ya sé! Los hermanos McDonald.
–Eso es bastante diferente.
–No quita que tenga un comienzo, además, ¿por qué estás tan negativa hoy?
–Pues... –baja su mirada.
–¿Es ella, verdad?
–Sí...
–¿Por qué te intimida?
–Porque es PERFECTA, en todos los sentidos posibles.
