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|El misterio del agujero en la pared|

El día de la inscripción había llegado, Maite y Anika se habían levantado muy temprano para ir a inscribir a la joven, cosa que no fue tan complicada. Cuando acabaron con todo el papeleo la pelirroja se fue a la empresa que su esposo había dejado, la muchacha por su parte decidió irse a descansar.

Una vez que la joven descansó un poco y se preparó el almuerzo, decidió ir a la casa de la señora Saiki para ayudarla y hacerle compañía. Después de todo, en su casa tampoco había mucho por hacer.

Tocó el timbre y al poco tiempo salió una pelinegra con mucho entusiasmo al recibirla.

–¡Hola, señora Saiki! saludó mientras le daba un abrazo.

–¡Hola pequeña! ¿Qué te trae por aquí?

Quería venir a saludarla y a pasar tiempo con usted, si no le molesta claro.

Que va, pasa. Siéntete como en casa.

La menor inspeccionaba cada parte de la casa, ciertamente el ambiente le gustaba mucho. Todo se sentía tan tranquilo, pero de repente hubo algo que le llamó la atención, cerca de la librería había un agujero en la pared. Como si alguien hubiera golpeado con una fuerza considerable en aquel lugar.

Señora Saiki, la pared se ha roto por aquí señaló el lugar.

Ah sí, ayer Saiki no pudo controlar sus po... –se interrumpió a si misma.

¿Sus qué? la chica no llegó a oír del todo

Sus ganas de remodelar la pared con su papá –dijo riendo.

Oh, ya veo. De todas maneras no le recomiendo dejarlo así, ahora es pequeño, pero si se sigue agrietando la pared puede caerse.

Si, le diré a Kusuo que lo arregle. No te preocupes.

No será necesario. Disculpe molestarla pero, ¿dónde está el baño?

Al fondo, girando a la derecha.

Gracias.

La muchacha se dirigió al supuesto baño y, cuando escuchó a la dueña de la casa irse del sitio volvió a donde estaba el agujero.

No puedo dejar esto así.

Quitó sus anteojos y miró donde estaba el agujero en la pared, se concentró y la pared en segundos comenzó a unificarse, todo quedó como nuevo. Una sonrisa se dibujó en sus labios. Después de arreglar aquello se dispuso a ayudar a la mujer que le había dado una bienvenida tan cálida. Cuando terminaron hicieron un montón de cosas juntas, la niña le enseñó hacer las galletas que su mamá le hacía, también hicieron chocolate y le añadieron malvaviscos, vieron una película y ahora se encontraban conversando.

Y dime, ¿cómo era en dónde vivías?

Pues, muy bonito. Vivíamos cerca de una colonia alemana y todo.

¡Vaya, me imagino que es hermosa!

Sí, pero Japón también me gusta mucho.

Y eso que no has visto mucho. ¿Has ido a Oki... Las palabras de la pelinegra son interrumpidas por el sonido de la puerta.

No Eres El Único. {Saiki K Ψ}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora