"Nunca te presté atención, no es nada personal soy así con todos. Quería estar en paz y tranquilidad; en el fondo sabía que eras un misterio y por eso no me quería implicar. Ay, santo cielo".
Ya había pasado un mes desde el viaje escolar, Saiki ya no estaba tan distante con la chica de pelo azul, cosa que ponía cada vez más nerviosa a la castaña, sin embargo, no se implicaba demasiado. Para ella él era su mejor amigo, ya que el mismo psíquico se lo había demostrado en varias ocasiones, insignificantes tal vez para cualquiera, pero ella conocía muy bien a Saiki Kusuo.
Se había organizado un festival en el cual las clases de la preparatoria PK prepararían una exhibición, la mejor sería la clase ganadora. Los chicos se pasaron todo el día planeando sus preparativos y el tema que iban a escoger, llegó la hora de irse y la ojimorena fue a recoger a sus amigos a su salón, que por cierto, Teruhashi no se había quedado atrás.
–Chicos, ¿cómo les fue en sus preparativos? -preguntó Yamazaki.
–Nos fue excelente, de hecho, haremos una exhibición de piedras interesantes que encontremos en el salón. ¿Verdad chicos? -contestó la chica de ojos azules.
–todos asintieron enérgicamente-
La joven cambió de lugar y se puso al lado de su vecino, ya que era él único que no estaba totalmente pendiente de lo que hacía Kokomi.
–Ey, ¿estás entusiasmado por el festival?
–su contrario se giró y puso su cara de fastidio indicando su respuesta–
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–¡¡AJAJAJAJAJAAJAJAJAJ!! Vale, vale. Lo entiendo.
Teruhashi al escuchar la risa de su compañera, sintió un poco de celos, pero después recordó que ella era una chica perfecta por dentro y por fuera, así que también le daría atención al de cabellos fucsia como lo hacía con sus otros compañeros.
–¡Hola Ku-chan! -mencionó la joven de aura resplandeciente mientras se colocaba al otro lado de él.
–Mejor me voy, cuando Saiki se siente acorralado se estresa. -la psíquica se situó al lado de sus otros compañeros y comenzó a conversar con ellos.
Pasaron como quince minutos y Anika siente que alguien le toca el hombro, era su vecino quién le indicó con la cabeza que siguieran su camino. ¡Cierto! Se le pasó que siempre se iban juntos.
–¿U-ustedes viven juntos? –preguntó Teruhashi un poco nerviosa.
–Somos vecinos –respondió Yamazaki seria, porque ciertamente su "compañera" estaba tratando de alejarla de él. Tal vez no de una manera intencional, pero aún así esa sería una consecuencia.
–Oh, de acuerdo –respondió más aliviada– ¡hasta luego chicos! -se despidió con su típica sonrisa y actitud amable.
Los demás respondieron nerviosos y algo entusiasmados, después de eso cada quién tomó su camino.
