CAP. 34

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-Díganme.. ¿fue mi culpa? -llorando, por fin había dicho lo que pensaba.-

-Mi pequeño, no, no lo es. No vuelvas a pensar en eso. -menciona la abuela abrazándolo, tratando de calmar a su pequeño nieto... Ratri solo los veía. Empezaba a buscar culpables, pero otra parte de él, le decía que su madre o sobrino, no tenía nada que ver. Tenía a su mente debatiendo, no podía con la noticia, porque su hermano, por qué.

-Iré a verlo. -mencionó-

-Esta bien, solo no te alteres, le haría mal verte así.

-asiente y se va-

-Abuela, perdón, perdóname. Mi papá, si no fuera porque quise salir con él, esto no hubiera pasado, tuve la culpa de obligarlo... -llorando aún más, se lamentó-

-No pienses en eso. La culpa es de otros empresarios, que son increíblemente despiadados. Ellos son enemigos, pero cuando se trata de alguien mucho más poderoso que ellos, se unen y acaban con la amenaza mayor. No te culpes mi amor.

-con eso el pequeño entendió, pero ¿por qué era así la gente?- Entonces, yo cuando sea grande, les haré los mismo a ellos.

-No, esa no es la solución para cambiar a este mundo. Sólo se fuerte, como un gran roble.

-Eso también me dijo papá. Estará bien, ¿verdad?

-Lo estará...

Al paso de los días James Ratri por fin había salido, después de todo el veneno si había avanzado, no a tal punto de matarlo dentro de un mes o menos, si asistía terapias lograría volver a mover parte de sus pies y caminar otra vez, y vivir mucho más. La madre de Norman al enterarse solo empezó a gritar y llorar, empezaba a pasar de la tristeza hacia la furia y porque no, a buscar culpables... -mi hijo-... se le vino a la mente, alzó la mirada y lo vio, su mirada era de preocupación y Norman pensó que lo abrazaría que compartirían ese sentimiento de angustia, pero que inocente fue.

Se abalanzó hacia él con una mirada completamente desorbitada... El pequeño se quedó mirando como su madre, con una piedra en la mano se le acercaba, no reaccionaba. Hasta que Peter la empujó mandándola unos metros lejos del niño. James estaba preocupado, no sobreviviría viendo a su hijo, madre y hermano así. Debía hacer algo, el solo. Pero...

Desde ahí el infierno estaba comenzando.

Los días siguientes la madre de Norman se la pasaba en su cuarto llorando, algunas veces gritando y maldiciendo, a su hijo o a todo aquel que se le cruzara. Una ocasión en el que se encontraron ambos cara a cara, ella lo golpeó hasta desmayarlo de un solo golpe. Su familia entera lo llevaron al hospital más cercano, y después de unas horas ellos fueron aliviados, con las palabras del doctor. Ante eso se pusieron normas, Norman no saldría de su cuarto los fines de semana mientras su madre anduviera en la casa, y saldría solo cuando ella estuviera sedada o durmiendo. Entre otras normas.

-Joven Norman. -habló Krone detrás de la puerta después de que su madre estuviera dormida- Su madre ya esta descansando.

-Hola buenos días Krone.

-preocupada por la piel del niño se agachó de su altura y lo miró- Norman, ¿te encuentras bien? ¿Come bien? Debería salir más con su abuela, ella esta preocupada, está en su cuarto con una gripe horrible, cúbrase y vaya a verla.

-Lo haré, gracias por preocuparte Krone. -le sonríe mientras corría a los brazos de su abuela...-

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