CAP. 38

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-¡¡Emma!! -...Fue lo último que escuché de Norman, tal vez me he desmayado o he muerto?. Quien sabe pero se lo dejo al destino... Aunque yo quería estar con Norman, Ray, mi padre y todos un poco más de tiempo, quería ver a los hijos de Ray y como estos lo fastidiaban en todo momento ¡oh! y también ver actuar a mi padre como ya un abuelo con los hijos de Ray. Y Anna riéndose de esa escena junto con Isabella y mis demás amigos en un día de campo soleado y agradable. Todos estaban en un círculo sentados en el suelo platicando y comiendo la comida que Anna e Isabella prepararon. Si ellos son felices yo también lo soy. De pronto la llamó su padre.

-Emma, hija mía sé que eres muy valiente, pero yo no te pongas más en peligro por favor. Ven regresa por favor hija mía. Se que tú puedes eres fuerte.

-Papá. Pero me estás viendo, adonde me pides que regrese... -de la nada apareció Ray y Anna-

-Emma -al unísono, después habló Ray- Regresa por favor, tenemos que contarte muchas cosas, ven despierta, tonta antena. -estaba boquiabierta no sabía que decir, a que se referían y porqué todos estaban a su alrededor... Y todo se volvió negro por unos minutos. Empezaba a asustarse, porque, porque estaba en ese lugar... Hasta que se escucharon pasos a lo lejos y el paisaje había cambiado era, era...-

-¿Una iglesia? -empezó a caminar hasta notar que su vestuario estaba un poco pesado, se miró por casualidad a un espejo y tenía un hermoso vestido era simplemente hermoso, tenía ganas de llorar, qué era todo eso.

-Una novia no debería de llorar en su gran día. -Emma se volteó al escuchar esa voz y era...-

-¿Mamá? -estaba llorando otra vez podía oírla y verla, se acercó a paso lento mientras la miraba, en verdad era su querida madre.-

-Hija mía, cuanto has crecido y ahora te casarás, quien lo diría. -Emma ya estaba abrazando a su madre, su calor, su mirada y su cariño. Su madre estaba repleta de eso.-

-Hija debemos de entrar tu próximo marido está muy ansioso y siento que se desmayará si no te ve entrar en estos 5 minutos. -¿Su esposo? Confundida se separa del abrazo-

-Oh, es cierto. -miró su vestuario- Pero yo no recuerdo nada de lo que ocurrió... Siento que olvido algo.

-Lo sé hija, debes de ir al altar ahí podrás saber la verdad. Te amo Mi Emma. Sé que lograrás todos tu objetivos y sé que también te defenderás de todo tipo inútil, jajaja. No dejes ir al hombre que esta en el altar, dile a tu padre que siga siendo como es y que sea feliz con quien quiera, adiós hija.

-Adiós Mamá, te amo mucho y gracias.

-Sonrió dulcemente mientras empezaba a desvanecerse era un adiós nuevamente definitivo. Emma suspiró y limpiándose las lágrimas empezó a caminar en aquella alfombra larga blanca como la nieve, la iglesia era hermosa y muy fina a su parecer. Las grandes puertas de madera se empezaron a abrir dejando ver a solamente al novio, no se volteaba, estaba de espaldas pero su encantador pelo era de un color grisáceo (no me acuerdo que color es), miró a su alrededor no había nadie y notó que estaba oscura la iglesia. Con temor se acercó hacia aquel hombre, y a escasos paso de él se detuvo, tenía miedo. Quien era él. -

-Quien eres.

-¿No me reconoces... Emma? -Se volteó dejando ver a Norman, lo reconocería en donde fuera estaba oscuro pero esos ojos azules era lo que lo distinguía del resto.- Vamos Emma todos nos esperan, yo te espero.

-Norman... No entiendo nada no recuerdo nada de lo que pasó después de que te fuiste a buscar al señor Vicent, que fue lo que pasó.

-Te lo contaré después pero quiero que regreses con tu familia y conmigo. Este tal Ray casi me mata, me dio una cachetada fuerte y bueno solo con eso me mareé. -risas- Y el señor Yugo bueno el casi agarra un cuchillo al verme sostener tu mano.

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