Melione había dormido un día entero, necesitaba descansar, y aunque se había despertado varías veces en el transcurso de las horas, había vuelto a cerrar los ojos para volver a caer rendida de nuevo. En algún momento se había quedado sola, Cian se había retirado a atender sus deberes de guardia o simplemente se había cansado de tanto dormir.
Ella se había despertado antes de que salieran los primeros rayos de sol del nuevo día. Se había despojado de su ropa del día anterior y la había dejado sobre la cama. Sentía que necesitaba un baño con urgencia. Así que se dirigió al enorme cuarto de baño que tenía la habitación de Nathair y preparó la tina.
Aún no se acostumbraba a que ese también fuera su dormitorio. Era cierto que llevaba varios meses durmiendo en el, junto a su mujer, pero desde su ausencia no sentía que aquel fuera su lugar. Rodeado de sus joyas, vestidos y de su personalidad. Como si fuera una intrusa en el sitio más personal de Nathair.
Mientras se llenaba de agua se sentó en el borde, suspiró y se dobló sobre sí misma, sintiendo el peso del mundo sobre sus hombros. No le apetecía llamar al servicio y tener que mostrarse amable y simpática. Necesitaba un momento a solas donde poder sentirse todo lo triste y amargada que necesitaba.
Tal vez era hora de darle a la habitación un toque de su personalidad. Poner algún jarrón lleno de flores de colores sobre una de las mesas, colocar lámparas de luz mágica que le dieran un aspecto más cálido a la estancia, pero no de forma excesiva, dado que le gustaba el aspecto de misterio que había entorno de aquella habitación. Una luz tenue sería capaz de darle aún algo más de misterio, pensó.
Cuando la tina estuvo llena usó su magia para calentar el agua, el vapor comenzó a ascender con un baile hipnótico. Se sumergió dentro y recostó su cabeza. Cerró los ojos dejando que el agua caliente relajase sus músculos e intentando aclarar su mente. Pero por más que lo intentaba no dejaban de martillearle ideas y cosas en su psique.
Tenía que sacar a Nathair de su cautiverio, al mismo tiempo debía de preparar sus tropas para una guerra y también debía ejercer de reina. Y eso era lo que más le preocupaba porque no sabía cómo hacerlo. Era como mezclar varias cosas y agitarlas a ver que surgía de todo aquello, podría ser un éxito o todo lo contrario, podría acabar con ella.
Sumergió su cabeza para mojarse el cabello, mientras no dejaba de pensar en todo lo que tenía que hacer. Se preguntaba cómo su mujer era capaz de hacer todo y no volverse loca. Volvió a la superficie y sintió las gotas calientes salpicar su cara mientras discurrían desde el nacimiento de su pelo hasta perderse de nuevo en el agua.
―¿Necesitáis ayuda? ―dijo una voz en el umbral de la puerta.
Melione alzó la vista y se encontró a Cian mirando por el ventanal que daba al bosque, donde ya se podían observar los rayos de sol iluminando la estancia. Tenía las manos cruzadas detrás de la espalda y llevaba puesto unos pantalones oscuros y una camisa negra. Su espada estaba enfundada en su cinturón. Con esa pose tan recta parecía todo un noble y no un joven macho ruborizado intentando no mirar a una hembra desnuda dentro de una bañera.
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Corona de venganza y magia ancestral [Legado Inmortal 2]
FantasyEmyerald esta en sus poderosas manos y ella es la única capaz de llevar la corona. ********** Tras convertirse en reina de Emyerald, Melione tiene que afrontar una dura prueba. Recuperar a su mujer de las garras del rey enemigo. Pero todo cambia en...