Corona de venganza y magia ancestral [Legado Inmortal 2]

Un dolor furioso

Al subir los últimos peldaños que daban a las mazmorras Nathair se detuvo. Un rayo de sol golpeaba la piedra gris del suelo haciéndola brillar, hacía semanas que no veía la luz y tenerla a solo un paso de distancia le dio fuerzas para seguir luchando por su libertad.

Cerró los ojos cuando el sol de la mañana golpeó su cuerpo y sintió como le calentaba la piel y los huesos. Su piedra elemental se la había quedado de nuevo Brielle, pero había almacenado todo el poder que su cuerpo había podido resistir sin colapsar. Era una precaución, debido a que no sabía todos los horrores que la princesa tenía reservados para ella.

Sus pies descalzos golpeaban el frío suelo mientras recorrían un pasillo con grandes ventanales, donde ella podía ver el jardín lleno de flores y árboles que debían rodear el castillo. Su corazón dio un vuelco al pensar en cuánto le gustaría a Melione poder ver aquel paisaje.

Giraron a mano izquierda y otro pasillo infinito les recibió, pero este estaba decorado con numerosos cuadros, y para su sorpresa todos eran retratos de Brielle. No había ninguno de su padre, o de su madre o de ellos juntos. Todos eran sobre la princesa haciendo diversas actividades, como montar a caballo, empuñar una espada o uno que le sorprendió mucho, Brielle tocando un piano.

Se detuvo a admirarlo, la composición de colores era rica y todos brillaban con luz propia haciendo que Brielle se viera hermosa junto al instrumento de color marfil. Su semblante era sereno y su pelo discurría como una cascada de manto de terciopelo negro.

―Tenéis buen gusto, es mi cuadro favorito.

―Ya me he percatado de que sois una egocéntrica, todos los cuadros son de vos.

―A mi padre no le importa. Puedo decorar el castillo como me plazca.

Brielle retomó el paso con aire de superioridad mientras Nathair se detenía un instante a ver la firma del cuadro, pero para su sorpresa no estaba firmado. Jamás podría conocer el nombre del artista de tan bella composición.

―Como podréis observar ―dijo Brielle al ver que retomaban el paso―. Mi castillo es más amplio que el vuestro. Eso es debido a que solo tiene dos plantas, en la que nos encontramos y la superior. Pero para compensar eso ocupa el doble de espacio de base que el vuestro.

Nathair asintió al ver que torcían hacía la derecha. El castillo parecía un laberinto. No como el suyo donde era mucho más fácil desplazarse.

―Aquí abajo se encuentra el salón del trono, las cocinas y diferentes salas de actividades. Arriba están los dormitorios.

―¿Por qué me contáis todo esto? ―respondió molesta―. Si voy a volver a mi celda en cuanto acabe todo esto.

―Había pensando trasladaros a uno de los dormitorios, pero si pensáis que es mejor dormir en el suelo no me opondré.

Nathair se sorprendió ante esa cambio de actitud de Brielle, pero no dijo nada. No quería volver a dormir en el suelo.

―Pero si pensáis en escapar, que sepáis que mis súbditos tienen permitido mataros si os ven haciendo cualquier cosa extraña.