El horrible poder de las pesadillas

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No sentía las manos, sus dedos estaban entumecidos por el frío

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No sentía las manos, sus dedos estaban entumecidos por el frío. Los grilletes de sus muñecas le impedían despegarse de la pared. Se sentía mareada y sucia como si hiciera meses que estaba en aquel lugar. No veía nada, como si se hubiera quedado ciega. Tal vez lo estaba, no lo sabía. Su cuerpo temblaba debido al frío y el hambre.

Una luz apareció al final, bailando entre las tinieblas. Ella quiso ir hacía ahí, para poder calentarse con su luz, pero estaba atada y no se podía mover.

Escuchó unas pisadas, el eco le tronaba en los tímpanos. Cada vez se oían más cercanas. La luz se volvió más grande y la dejó con la vista nublada un instante, mientras una figura aparecía delante de ella. Cuando su vista se aclaró vio a Nathair a unos pocos centímetros de su cuerpo.

―Veo que te estás acostumbrando a tu nuevo hogar.

―Nathair, yo...

Esta sonrió y enseñó los dientes que brillaban como el filo de una daga.

―Ahórrate las excusas Melione. Te quedarás aquí para siempre.

―Nathair―sus ojos se anegaron en lágrimas.

―Nunca volverás a ver el sol, ni los árboles, ni las flores. Sufrirás todo lo que yo he sufrido.

―Te quiero, no me hagas esto, por favor.

―Ya es tarde Melione, tuviste la oportunidad de rescatarme y decidiste traicionarme.

―Nathair...―sus lágrimas mojaban su cuello.

Esta se dio la vuelta y comenzó a andar por donde había venido.

―¡Nathair!―gritó con todas sus fuerzas.

Melione se despertó gritando, las lágrimas mojaban sus mejillas. Se abrazó el cuerpo con los brazos mientras lloraba desconsolada. No era la primera vez que soñaba algo por el estilo, pero la sensación de abandono y soledad le había quebrado los huesos.

Escuchó un sonido venir de la puerta y sin darse cuenta tenía a Cian a su lado. Ella le miró con los ojos enrojecidos por las lágrimas en medio de la penumbra de la habitación. La luz de la luna se filtraba por las cortinas y la lámpara de la mesita de noche brillaba débilmente por las ascuas.

Cian la abrazó con fuerza y la recostó contra su pecho mientras ella seguía temblando y llorando.

―Ha sido solo una pesadilla―le dijo contra su pelo.

El calor que desprendía su amigo le reconfortó, pero no se sentía segura.

―He vuelto a estar ahí, encerrada sin poder salir―dijo en un susurro.

―Pero no es real, Melione―le cogió la cara con las manos.

El verde de su mirada se veía apagado, como si él también estuviera sufriendo. Ella entendió que estaba sufriendo por su culpa, se maldijo por ello.

Corona de venganza y magia ancestral [Legado Inmortal 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora