Melione paseaba sola por la playa. Sentía la arena recorrer sus pies mientras la brisa fría del océano le traspasaba la piel. Llevaba una capa de piel que se mecía con la fuerza del viento sirviendo de poco para darle calor. Tampoco le importaba dado que sentía vacía por dentro y solo quería sentir el frío de la salitre y del aroma del mar contra su piel.
Llevaba una semana sin ver a Antheia y tampoco tenía fuerzas para hacerlo, y a pesar de todas las insistencias de Cian para acompañarla a dar un paseo le había negado su compañía. No tenía fuerzas para estar con nadie, ni siquiera con ella misma.
Se sentía una extraña en su propia piel. Toda su personalidad había desaparecido con un plumazo desde que Nathair se había ido. Se sentía insegura, como una muñeca rota que alguien debía reparar, y los únicos momentos en los que se sentía feliz se sentía culpable por sus emociones.
Observó el océano y como estaba embravecido aquel día. Que fácil sería meterse dentro de él y desaparecer para siempre. Nadie lloraría por ella si se ahogaba ahí dentro. Sus piernas comenzaron moverse hacía la orilla. Acortó distancias con el agua y al final sus pies se mojaron por las olas.
Si todo lo que había sido una vez había desaparecido era mejor que ella desapareciera también. No podía deshacerse de la presión de su pecho que aumentaba con fuerza mientras seguía caminando hacía el interior del océano.
Sus mejillas se mojaron debido a las gotas que golpeaban su pecho mientras seguía caminando por la arena mojada, mezcladas con sus propias lágrimas. Amaba a Antheia, su corazón la anhelaba, pero era incapaz de abandonar a Nathair. Le había dado tantas cosas, le había abierto su mundo aunque fuera uno lleno de dolor y sufrimiento, por lo menos podía ver la luz del sol cada día y las flores brillar con sus rayos.
Amaba aquellas tierras como si formaran parte de ella, como si su ser se alimentara de todo lo que la rodeaba. De la magia, de sus gentes que habían sido tan amigables con ella, de sus colores y sus aromas, de todo lo que formaba parte de aquel mundo.
Pero no podía más, estaba tan aterrada mientras el agua llegaba hasta su cuello. Las olas golpeaban sus pestañas mientras la capa que llevaba al cuello se volvía más pesada, un lastre que hacía que le costara estar de pie. El frío del agua la envolvía, notaba sus sentidos en alerta pugnando para sacarla de aquella situación, pero se revolvió contra ellos y dio otro paso hacía el corazón del océano. Hacía la tumba que había elegido para ella.
La capa la arrastró al fondo cuando se enredó con algo, tiró de su cuello y ella se sumergió dentro del agua helada. Sus sentidos tomaron el control de su cuerpo mientras no veía nada debajo del agua y sus manos rodeaban su cuello para desatar su capa. Se clavó las uñas en la piel intentando desabrochar los broches, pero no podía.
Sus pulmones se quemaban mientras se quedaba sin aire, y maldecía dentro de su cabeza por haber tenido una idea tan estúpida. No quería morir, pero acabaría muerta debido a su propia idiotez. No conseguía deshacer el nudo de su capa y las corrientes la arrastraban hacía lo más profundo.
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Corona de venganza y magia ancestral [Legado Inmortal 2]
FantasíaEmyerald esta en sus poderosas manos y ella es la única capaz de llevar la corona. ********** Tras convertirse en reina de Emyerald, Melione tiene que afrontar una dura prueba. Recuperar a su mujer de las garras del rey enemigo. Pero todo cambia en...