Corona de venganza y magia ancestral [Legado Inmortal 2]

La furia de la traición

El frío helador ya había llegado, solo había pasado un día desde el comienzo del invierno y el aire se había colado en todo el castillo de Ioin. Nathair se encontraba en su habitación mientras las cuerdas de su violín sonaban de forma melodiosa. El sonido de la música impregnaba las paredes y las hacía vibrar con fuerza.

Se había separado de Brielle dado que esta no quería estar cerca de ella sabiendo que se tenía que marchar. Le había dejado muy claro que debía de volver con ella sino quería que entrara a la fuerza en su reino y arrasara con todo a su paso con tal de devolverla a su reino. Ella no deseaba que eso ocurriera, no quería darle oportunidad a esa loca de poner un solo dedo en su reino.

Las notas alcanzaron los agudos de forma estridente mientras su cabeza daba vueltas y vueltas sobre lo que pensaba hacer. En como el jardín paradisíaco que era sus tierras se había convertido en nada de lo que ella había deseado que fuera y todo por culpa de Melione.

Su cuerpo reaccionaba con violencia cada vez que pensaba con ella. Las notas se volvieron más intensas mientras su furia se desataba, se inclinó sobre su cuerpo dándole más énfasis a la pieza que estaba improvisando mientras sus ojos se convertían en dos llamas esmeraldas cargadas de odio.

Tendría que haberla matado en el momento en que le había sido útil y toda su farsa se había revelado. Cuando Fealltoir había muerto junto a su familia, ella debía de haber muerto con él. Ahora esa humana estaba creyéndose con el poder de hacer lo que quisiera con su reino, y no pensaba permitirlo. El juego se había acabado para ella.

Cuando la melodía alcanzó su punto álgido llamaron a la puerta. Saoire entró sin esperar a que la dejaran entrar. Llevaba una capa negra de viaje sobre los hombros, el uniforme de criada había sido reemplazado por unos pantalones y una camisa. Llevaba una daga enfundada en el muslo.

Nathair detuvo la pieza y bajó el violín de su barbilla.

―Ha llegado la hora.

―Un poco tarde ―levantó una ceja irritada.

Saoire bufó molesta y cruzó los brazos sobre su pecho. El sol de la tarde comenzaba a desaparecer a medida que la noche le ganaba terreno al día.

―Coged lo que queráis, pero que no sea mucho.

Nathair se acercó a la cama y se colocó sobre los hombros la capa de viaje que había preparado, además se puso sobre su cabellera de infinito dorado su corona.

―No necesito nada más. ¿Brielle sabrá que nos vamos?

―Ahora mismo está entretenida en su alcoba. Tardará un poco en darse cuenta.

―Bien, no quiero que nos persiga esa demente.

―Para estar demente habéis pasado últimamente mucho tiempo con ella.

―Solo quería averiguar sus planes.

―Entiendo, por suerte yo también los he averiguado. En cuanto lleguemos informaré a la reina Melione.