Alzarse ante la furia

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Nathair sentía como su mente dejaba de existir y le invadía la sensación más primitiva de todas, el deseo

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Nathair sentía como su mente dejaba de existir y le invadía la sensación más primitiva de todas, el deseo. Su cuerpo gritaba por ser entregado y disfrutado mientras su mente luchaba por llevar el control.

¡Hazlo! ―le gritaba su cuerpo.

¡No lo hagas!― le decía su cabeza.

¡Ríndete!―gritaba cada célula de su cuerpo.

¡No te rindas!―exclamó su cerebro.

Entonces la imagen de Melione le pasó por la cabeza. Su sonrisa entre las sábanas y su cabello cosquilleando su cuello. La sensación de calidez de sus labios mientras la besaba, y el roce de su piel contra la suya.

A la mierda la humana, toma el poder―le respondió su cuerpo.

¡La amas!―le gritó su psique.

No la amas, solo quieres poder. La usaste ¿no lo recuerdas?

Cállate, aunque no la ame, no puede dejarse embaucar por Brielle.

Su cuerpo dejó de hablar.

No te rindas ¡Lucha! Eres una reina, ¡sé una reina!

Nathair meneó la cabeza hacía los lados, se tapó los oídos para dejar de escuchar la voz de Brielle que le susurraba que se uniera.

¡SÉ UNA REINA!―gritó la voz de su cabeza con todas sus fuerzas.

Nathair cayó al suelo sin aliento y empezó a hiperventilar buscando aire con el que llenar sus pulmones. Y con toda la voluntad que tenía, la que le había salvado de caer en las garras de Brielle se alzó de nuevo ante todos aquellos cuerpos que no dejaban de moverse.

―Escúchame Brielle, jamás me arrodillaré ante tí.

La risa de la reina de Ioin se escuchó como el terciopelo entre las paredes.

―Algún día te rendirás ante mí. Algún día caerás en la tentación y te unirás a mi.

―Haré tus huesos polvo junto a este castillo.

La risa volvió a rozar sus oídos y volvió a sentir como le flaqueaban las pierdas. El olor de la magia inundó sus fosas nasales, Brielle la estaba manipulando con su magia. Tenía que salir cuanto antes de aquella sala antes de volverse loca, no podía caer ante ella. Jamás lo haría.

Así que reunió todas sus fuerzas y se dirigió hacía la doble puerta de la sala. Cada paso que daba le costaba, dado que sentía como sus entrañas gritaban y tiraban hacía aquella masa de cuerpos desnudos.

Comenzó a sudar mientras la vista se le nublaba, pero continuó caminando. Sentía como si estuviera dentro de un torbellino y no podía escapar de su centro. Las emociones venían y se iban como las voces de su cabeza que gritaban una contra de la otra, como dos lobos a punto de matarse uno al otro. Pero tenía que salir de ahí, tenía que hacerlo por su reino y por ella misma. No podía dejarse vencer de una forma tan patética y humillante. Ella era más que Brielle y se lo tenía que demostrar.

Corona de venganza y magia ancestral [Legado Inmortal 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora