T2.32

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Mi vestido terminó en mis pies en unos segundo dejándome sentir lo fría que estaba la habitación.

Gael besaba todo mi cuerpo mientras dejaba un camino de besos.

Con un poco de desesperación le quite su ropa también.

Con mis manos acariciaba todo su cuerpo notando pequeñas diferencias la última vez que lo había sentido.

Él me tomó de mis glúteos logrando que enredara mis pies en su cintura.

Camino por la habitación hasta dejarme sobre la cama.

Sus caricias eran lo más perfecto que podía tener en estos momentos.

-Gael- gemí al sentir su mano en mí parte intima

-Veo que estás muy lista hermosa- sonreí asentido

-Llevo deseándote toda la noches- lo bese

-Lo hubieras dicho antes y nos íbamos más temprano- bajo mis bragas en su totalidad dejándome completamente desnuda ante él

-Déjame verte- se separo de mi para mirar mi cuerpo

-Eres la mujer mas hermosa de este mundo y soy el hombre más feliz de tenerte a mi lado- sentí como mis mejillas se sonrojaron

El de igual forma se quitó sus bóxers para unir nuestros cuerpos sin ningún aviso.

De mi garganta salió un gemido de placer puro que fue inevitable no soltarlo.

El frío que hacía en la habitación en segundos se convirtió en el mismo infierno.

Mi cuerpo temblaba y sudaba como si se tratara de un horno.

-No quiero tratarte rudo- negué rápidamente

-Trátame como quieras- dije poniéndome en cuatro y sintiendo como el me tomaba del cabello

Era la primera vez que lo hacíamos de una forma tan ruda.

Él se golpeaba contra mis caderas aumentando nuestros movimientos.

Los gemidos nuestros eran la música que adornaba toda la habitación.

Es imposible que los de al lado no escuchen nuestra noche tan activa.

Luego pasamos a hacerlo de pie contra la pared fría.

Eso era lo único que calmaba el calor de mi cuerpo.

El rozar mis pezones contra la pared hacía que la excitación fuera mucho más grande de lo normal.

Podía sentir como mis piernas me fallaban en ocasiones.

-Dios Gael- gemí una vez más

-Así me gusta amor que me trates como un dios del sexo- susurro en mi oído haciendo que el momento fuera más excitante

Sentí mis piernas temblar por lo que él rápidamente me tomó de mis caderas para que no me cayera, pero continuaba moviéndose

En menos de dos minutos me hizo tener dos orgasmos corridos y no negaré que fueron los mejores de mi vida.

Él me tomó en sus brazos para dejarme en la cama.

Mis ojos me pesaban del cansancio.

-Debo limpiarte- lo escuché decir, pero me negué

-Mañana lo hago- cerré mis piernas evitando a toda costa que me tocara

Sí sentía una caricia más es posible que lo volviéramos a hacer.

Holidays with my BossDonde viven las historias. Descúbrelo ahora