6. La ayuda.

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Capítulo 6.

Hera

¿Qué chingados hago?, ¿Será qué juego?

Pero eso implica follar con él.

No pierdas la oportunidad.

Conciencia, no me estás ayudando.

Pregúntale a April, ella te ayudará.

Conociéndola, lo más probable es que me dirá que juegue.

Tendrá razón si te lo dice.

Basta.

De regreso a mi bloque de dormitorios como podrán ver iba discutiendo con mi conciencia. Ya estoy loca. Genial.

Cuando llegué abrí la puerta y encontré a April hecha un ovillo en su cama. Aún estaba despierta.

Me quité los zapatos, el suéter y el pantalón. Dejé las llaves y mi celular en la mesita de noche. Me metí en mi cama lista para dormir hasta que...

—Entonces, ¿Qué te dijo?

April me habló—. Bueno... Ese chico está loco. Quiere que juegue cosas sexuales con él.

April abrió los ojos como platos—. Oh mierda. No sé qué decirte.

Y empezó a reírse. No sé si de mí o de la situación.

—¿Qué te causa gracia? —le pregunté mientras me sentaba en la cama.

—Es que... Es imposible y raro de creer. ¿Por qué te eligió a ti?

—Eso es lo que quiero saber. Yo no entiendo nada, April. ¿Por qué yo?

—Tal vez... Vió que eres muy inocente y ahora te quiere quitar la inocencia —respondió confusa—. O yo qué sé.

—No me ayudas en mucho.

—Vale. ¿Qué harás?

—No lo sé, estoy frustrada por esto. Él me dijo que si no jugaba tendría que irme. Y si jugaba y perdía también tendría que irme. Ridículo.

—Uhum... ¿No hay algo más qué puedas hacer?

Pues claro que no.

O tal vez si.

La miré directamente a los ojos y le dije:

—Necesito que me averigües la vida de Josh. Todo. Absolutamente todo.

April me miró con mala cara para después levantarse y sentarse en su cama.

—¿Y eso para qué?

—Él me amenazó. Para hacer eso tal vez sabe algo de mí que pueda destruirme o dañar mi reputación aquí.

—Entiendo...

—Así que quiero que averigües toda su vida. Algo debe de haber para yo también poder amenazarlo.

—Ya va. ¿Cómo qué él debe saber algo de ti?

Esa pregunta me dejó helada por un momento, rápidamente busqué una excusa y se la dije—. Eh... Bueno, son suposiciones mías. No obligatoriamente debe saber algo de mí.

—Pero me dices que te amenazó. Obviamente sabe algo de ti. ¿Con qué crees que te va a manipular?

—No hay nada para saber.

—Pero tú misma lo dijiste. ¿Acaso me ocultas algo, Hera?

Mi pequeño y doloroso secreto.

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