13. ¿Enamorada?

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Advertencia: Este capítulo viene con contenido +18 ridículamente potente (según yo). Se les dijo.

Capítulo 13.

Hera

Thea está sonrojada, creo que por lo molesta que está.

Nos levantamos las dos y salimos de la cafetería.

—¡¿Qué fue eso?! —me gritó.

—Pues... Es mi amigo, tenía que saberlo —respondí con obviedad.

—¿Quién más lo sabe, Hera? —se calmó solo un poco.

—Nadie más.

—¿Segura? —insistió.

—Si. Thea, relájate. Nadie más lo sabe.

Respiró profundo y se sentó en una de las bancas del jardín de la cafetería—. Alguien nos vió cuando estábamos en el salón —me miró fijamente.

No puede ser.

—¿Cómo qué nos vieron?, ¿Quién?

—Tenemos que poner en marcha el plan.

—Thea, ¿Quién nos vió? —insistí.

—Un estúpido amigo de Josh. Me vió salir a mí del salón, luego a ti. Después fue a mi cuarto a negociar. Me dijo que si no me acostaba con él le diría lo que vió a Josh y...

—¿Te acostaste con él?

Negó con la cabeza—. No —desvió la mirada—. Por eso Josh sospecha, el gran pendejo le contó.

Genial.

—¿Y ahora qué hacemos?

—El plan. Tú sabes lo que tienes que hacer —me dedicó esa mirada.

—Pero... ¿A ti no te afecta?

—¿Afectarme? —preguntó, curiosa.

—Si... Pues, tú y yo. No lo sé. ¿Qué yo este con otra persona no te importa? —me senté a su lado.

—Claro que me importa, y no me gusta. Porque yo solo te quiero para mí. Pero, no hay de otra. Ese es el plan, por eso te digo que hay que ponerlo en marcha de una vez. Entre más rápido sea, más rápido acabarás con él. Y la única manera de hacerlo es que tú lo enamores. Y ya sabes como.

—Odio este plan —murmuré.

Thea me miró—. Cariño, está bien. Será rápido.

—Pero no será solo una vez y lo sabes.

Tragó grueso—. Si, lo sé. Serán varias veces. Pero así es esto. No hay otra salida.

—¿Te estás dando cuenta qué me estás lanzando a los brazos de Josh, no?

—Si.

—¿Y no estás furiosa con él?

—Oh, claro que lo estoy —me aseguró—. Se metió con la chica equivocada, estoy segura que lo acabarás.

—Si, supongo.

—¿Por qué supones?

—Es que... Él sabe algo de mí.

—¿Algo cómo qué?

—Algo importante, algo que aún me duele. Él también puede destruirme con eso. Estoy segura.

—¿Vas a contarme?

—No.

Silencio.

Fijé mi vista al frente para que no viera mis ojos humedecidos.

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