16. Castigada, otra vez.

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Capítulo 16.

Hera

Estoy sentada al frente de la dichosa oficina.

Volteo mi cara para ver al mismo tiempo llegar a Diux, Scott, April, Thea y Josh. Todos con cara de culo.

¿Qué carajos?

—¿Tú qué haces aquí? —me pregunta Diux, molesto.

—Oh. Hola, Hera. ¿Cómo estás? Que lindo día, ¿No? —respondí—. Me llamaron, imbécil.

Me miró con mala cara—. A nosotros también —señaló a Scott a su lado.

—¿Qué ha pasado? —me preguntó April sentándose a mi lado.

—No lo sé.

De la puerta de madera que estaba a unos cuantos pasos de nosotros salió una mujer no tan vieja, tal vez unos 30 años o más. Lucía un bonito vestido marrón largo que le llegaba un poco más abajo de las rodillas, su cabello negro estaba atado en una coleta alta y un maquillaje sencillo.

Nos sonrió cordialmente—. La directora los espera, chicos.

Del más allá salió Scott como de costumbre con su modo: dramático a millón y se acercó a ella—. Oh, Mary. Que linda estás hoy, ¿Por qué la loca nos llamó a todos?

La señora llamada Mary lo miró con desagrado y diversión a la vez—. Scott, debes respetar a tu directora. Si te escucha llamarla así te meterás en problemas.

—¿Más? —dijo Diux.

Mary rió por lo bajo—. Es mejor que pasen —ella nos miró a April y a mí, luego nos sonrió—. Ustedes son nuevas, ¿Cierto?

Asentimos con la cabeza lentamente.

—Mis niñas, al final del pasillo. Puerta a la derecha.

—Gracias —le dijo April.

—Y ustedes, ya conocen el camino —les dijo a los demás.

—Mary, amor mío. Gracias —le dijo Scott, divertido—. Eres lo máximo, muy distinta a la loca.

April blanqueó sus ojos. Creo que alguien está celosa.

Antes de que Mary le respondiera, Scott pasó rápidamente.

Los demás, April y yo pasamos e inmediatamente fuimos a la dirección. No sin antes tocar la puerta.

Cuando escuchamos un “pueden pasar” entramos todos.

La oficina de la directora era lo suficientemente grande para que todos estuviéramos ahí.

En una gran silla giratoria se encontraba una mujer de cabello gris. Ojos opacos, y en un traje de color negro. Se veía toda empoderada.

Que escalofriante.

Su mesa tenía papeles por doquier, bolígrafos, una computadora, carpetas y también un pequeño cuadrito de vidrio que decía: Directora Fernández”.

Los primeros en sentarse fueron Josh y Scott, por la confianza en que lo hicieron. Creo que ya han estado varias veces en este lugar.

Y los demás... Bueno, Diux y Thea en una esquina. April y yo, a centímetros de la puerta. Cualquier cosa podríamos salir corriendo fácilmente.

Estoy nerviosa, lo admito. Yo jamás en toda mi vida había estado en la oficina de una directora.

La directora Fernández nos miró a cada uno con detalle y después habló:

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