21. Lencería y tampones.

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Capítulo 21.

Hera

—¡¿Cómo mierdas no nos llamas para decirnos con quién estabas?! —me gritó April de inmediato al verme entrar en la habitación—. Ale casi llama a la policía, quería decirles que estabas desaparecida —dijo, moviendo sus manos a todos lados, exasperada.

Me reí—. Pero ni siquiera salí del edificio —dije con obviedad, cerrando la puerta detrás de mí.

—Como sea. La próxima nos avisas, ¿Vale? —me señaló con su dedo.

—Vale, dramática —susurré.

—¿Cómo me llamaste? —April me dedicó una mirada desafiante.

—Dramática —sonreí—. Ale y tú son unos dramáticos.

—Mira, enana —empezó a decir—. Cuando se trata de ti, Ale y yo tenemos todo el derecho de ponernos dramáticos.

—Vale, vale. Después lo discutimos —miré la cama de Ale rápidamente, luego vi la puerta del baño medio abierta—. ¿Y el pelirrojo?

—Fue por el desayuno —respondió.

Caminé hasta mi cama y me senté.

Sentía la mirada de April en mí, así que me volteé para verla—. ¿Qué pasa? ¿Por qué me ves tanto?

—¿Follaron? —me preguntó, muy divertida. Subiendo y bajando rápidamente sus cejas.

—¿En serio?

—¿Follaron, si o no?

—No.

—¿Por qué?

—Polo estaba ahí.

—¿Y...? —April me miró, confundida.

—¿Cómo íbamos a follar con alguien presente?

—Bueno, Hera. Se hubiera colocado unos auriculares y ya. O lo hubieran mandado al baño un rato.

—Tus soluciones para mis problemas son pésimas.

—Ahora... ¿Qué haces con la ropa de Josh? —me echó una mirada rápida.

Respiré profundo y me acosté—. Después de desayunar, tomé una ducha y obviamente no iba a ponerme el pijama otra vez. Así que le pedí un poco de ropa.

—Ah. ¿Y dónde dejaste el pijama? —inquirió April.

Carajo.

En el baño de Josh.

Torpe, Hera.

—Olvida eso —la miré fijamente—. Tenemos planes para hoy.

A mi querida amiga se le iluminó el rostro al sonreír ampliamente—. Por favor dime que iremos a bailar o algo así. Lo necesito.

—En realidad... Es una cena.

April arrugó la cara—. ¿Una cena?

—Si, una cena. Es una salida grupal.

—¿Grupal? ¿Quién va? —me miró con mala cara.

—Diux, Ale, Josh, Polito —suspiré—, Thea, nosotras y... —Dios mío, que no me mate, sonreí con inocencia—. Scott.

—Dime, ¿De quién fue la idea?

—De Scott —volvi a sonreír.

—Ah. Con razón es una mierda.

—Oh vamos, April ¡Es buenísima!

—Claro. ¿Ya pensaste en Diux y Josh? —me miró, burlona.

Me quedé callada.

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