Capitulo 2

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Madai

El día de hoy desperté de un buen humor, como lo vengo haciendo desde dos semanas atrás desde que vi a ese hombre en el bosque.

Él me hizo sentir esa extraña sensación de mariposas en el estómago. Aquella que no sentía desde hace mucho, desde que paso lo de..

Bueno, eso no importa.

No dejare que los recuerdos tristes me quiten el buen humor que tengo.

Me levanto de mi lugar favorito en toda la existencia y esa es mi grande y cómoda cama.

Creo que paso más tiempo en ella que en cualquier otro lugar del palacio y no, no es porque este deprimida ni nada por el estilo, simplemente es que amo dormir.

Siempre he dicho que dormir es parte de mi personalidad. Si no duermo, no soy yo misma.

Además que si le sumamos que si no duermo mi humor es un asco, ya que me pongo más volátil de lo normal y no me gusta entablar conversaciones con las personas que me rodean. En esos momentos solo quiero existir yo y nadie más.

Dejando de lado mi amor a dormir, me dirijo al lujoso baño donde tomo una ducha de agua caliente y una vez que termine de ducharme, envuelvo mi cuerpo en una toalla y me dirijo al tocador.

Me pongo crema para el cabello, para la cara y también para el cuerpo.

Siempre es la misma rutina.

Desde pequeña, mi madre, siempre me enseño lo importante que es la higiene y la imagen para una princesa.

Porque, a diferencia de las demás personas, las princesas siempre somos el foco de atención.

No voy a negar que hay días en los que odio todo eso de prepararme, pero hoy no es uno de esos días.

Me dirijo a mi enorme armario, que en realidad es como si fuera una habitación más del palacio por lo inmenso que es.

Mi mejor amiga, Elizabeth o Lizzi como todos la llamamos, dice que con toda mi ropa podríamos vestir a una nación entera y ahora que no tengo idea de que ponerme, observo los miles de vestidos que tengo, dándome cuenta de que no se equivoca.

Tengo vestidos de todos los tamaños, estilos y colores.

Que puedo decir, amo los vestidos y más si son llamativos.

Todo lo que grite "mírame"es de mi gusto.

Después de mucho debate interno y casi haber tenido una crisis existencial, logro elegir uno.

El vestido es de color gris verdoso, por la parte superior tiene unos detalles en el pecho ya que sus mangas son a los hombros y mis brazos son cubiertos por un bonito tul, de la parte baja es largo y tiene un cinturón con perlas y brillos, además que tiene un abertura en la pierna derecha , es simplemente hermoso.

Como no puede faltar nunca en mi vestimenta, me dirijo a el lugar donde tengo guardadas todas mis hermosas tiaras y coronas.

Creo que tengo una obsesión con ellas. Tengo una de cada color, forma y tamaño.

Mi hermana menor, Adara, muchas veces me las a pedido para jugar e incluso tomo una sin mi permiso y sufrió las consecuencias de mi ira. No le hice nada grabe. Solo le hice un pequeño cambio de look, desde ahí aprendió su lección.

Después de mucho tiempo, estoy lista. Salgo de mi alcoba para dirigirme a la sala, donde, como siempre, observo por la ventana. Para mi sorpresa, esta vez veo algo que para mi es una mala señal y provocara que mi buen humor se vaya al caño.

SerendipiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora