Capitulo 7

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Quiero aclarar que no se como es una boda real, yo me baso en los hechos que e visto en las bodas de mi pais, y aja. S i tienen criticas, que sean constructivas, muchas gracias.

Magnus

Llego a la entrada del pueblo donde prometí verme con la coronitas, pero al llegar, no la encuentro. Perfecto, ahora tendré que esperarla y estar rodeado de todos estos plebeyos.

Jamás pensé que tendría que organizar mi boda en un reino que no fuera el mío.

Aún sigo sin creer que acepte esto. Yo jamás sigo ordenes, soy el rey Magnus Lacrontte, hago lo que quiero y cuando quiero.

Pasan unos minutos y la veo llegar.

Trae un vestido negro que es corto hasta la mitad de los muslos, el cual moldea a la perfección sus anchas caderas, y por encima de ella, tiene una tela negra transparente que cubre ligeramente sus largas y torneadas piernas. En la parte superior trae un top negro en forma de corazón, que parece estar hecho de encaje. Sus brazos son adornados con unas tiras negras.

Todo lo que esconden esos enormes vestidos debajo de ellos. 

Su cuerpo es impresionante, estoy seguro que hace entrenamientos físicos.

-¿Te gusta la vista?-repite lo que le dije hace semanas.

-Llegas tarde.

-Estaba ocupada. No solo estoy haciendo lo de la boda, tengo asuntos del reino, Limón.

-Yo te dije que contrataras a una organizadora, pero no quisiste.-le recuerdo.

-Y no he cambiado de opinión respecto a eso. Yo puedo hacerlo.

Ruedo los ojos. 

Es tan terca.

Caminamos hasta una florería donde al llegar saludan animadamente a la princesa.

Ella es muy unida a su pueblo, muchas personas se han acercado a saludarla y ella les responde animadamente con una sonrisa.

-Majestad, es un gusto tenerlo aquí.-me dice la dueña de la florería.

La miro con desinterés y mi prometida me da un codazo. 

¿Quién se cree para hacer eso?

-No seas grosero. No la mires así.-me dice entre dientes.-Muchas gracias. Disculpe al rey, es algo amargado.

La miro ofendido.

Como se atreve a decir eso.

La señora nos muestra un sin fin de flores de diferentes colores, olores y formas. Madai no se decide.

No entiendo como no elige una maldita flor y ya. Todas sirven para lo mismo.

-Elige una maldita flor, no entiendo cual es el problema.-hablo ya exasperado.

-No es un simple evento, Magnus. Es nuestra boda, todo debe ser estrictamente perfecto.-responde ecidida. Parece estar muy interesada en la boda.-¿Cuál es tu color favorito?

Alzo una ceja por su pregunta.

-¿Qué? No es una pregunta fuera de este mundo.-pone los ojos en blanco.-Además, tu sabes el mío gracias al Gregorio. Tenemos que conocernos para tener una buena convivencia y evitar que mi katana termine en tu corazón.

Sabe usar armas, eso es más que obvio.

El día que la conocí casi me decapita con una maldita katana. Si a ella se le apetece matarme algún día, lo hará con mucha facilidad.

-El rojo.-le respondo.

-Genial, entonces serán rosas rojas.-se dirige a la señora.

-Gran elección, majestad. Hará que el lugar se verá muy elegante.

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