Meses atrás.
Magnus
Dios, ni siquiera sé qué hago aquí.
Gregorie y yo caminamos a su despacho.
Estoy demasiado nervioso, creo que acabo de cometer la peor locura de mi existencia, pero no me arrepiento de haberlo hecho.
—Ahora sí.—toma asiento frente a mí.—Dime que es eso tan urgente que tienes que decirme.
Inhalo hondo y me preparo para decirle la locura que cometí horas atrás.
—Voy a casarme.
—Pero si ni siquiera me has pedido matrimonio.—dice divertido.
—No seas estúpido y actúa como adulto.—digo molesto.
—¿Regresaste con Vanir?—me mira molesto.
—Claro que no.—blanqueo los ojos.
—¿Entonces con quién?
—Con la coronitas.
Frunce el ceño.
—La única persona que conozco que podría llevar ese apodo es la princesa de Salvatore. Ella siempre usa...
—Una corona en la cabeza que combina con todos sus vestidos brillosos.
—Es cierto. Madai ama los brillos.—acepta con una sonrisa.
Justo cuando creía que se había tomado la noticia de manera tranquila, se levanta de manera abrupta de la silla y empieza a brincar de un lado a otro como si fuera un maldito simio.
Está loco.
No sé por qué me tomé la molestia de venir a contárselo.
—¡Por todas las coronas! ¡Vas a casarte con la pulga!—vocifera con alegría.—¡Vas a casarte con la princesa de Salvatore!
—¡Cierra la boca!—le exijo molesto.—¡Podrías actuar normal, al menos!
—Claro que no, eso es imposible.—corre a la ventana y la abre desesperadamente.—¡Reino de Cromanoff, mi primo el rey Magnus va a casar! ¡Se casará con alguien que no soy yo!
—¿Por qué eres tan idiota?—bramo furioso al escucharlo gritar.
—No seas gruñón.—cierra el cristal.—Todos están durmiendo, es más de media noche.—se defiende.
—De hecho, son las tres de la mañana.
Abre los ojos como platos.
—¡Madre mía, Magnus! ¿Acaso no podías esperar a que fuera de mañana para contarme?—me mira irritado.
Parce que su mente por fin analiza correctamente la información y me mira de mala manera.
—¡¿Estás loco?! ¡¿Cómo fue que lograste hacer que ella aceptara si solo las has visto una vez?!
Rasco mi nuca de manera nerviosa.
—Nos conocemos desde que somos niños. Nuestros padres eran mejores amigos, incluso los padres de Madai son mis padrinos de bautizo.—alego.
—Eso ya lo sé, Magnus, pero ella no recuerda esa información.—dice mirándome serio.—¿Qué fue lo que hiciste?
—¿Recuerdas la lista de princesas que se extendió hace meses para hacer alianzas con otros reinos?
—¿La lista que tachaste de ridícula, e incluso tiraste a la basura?—alza una ceja.
—Sí.—digo entre dientes.—Su nombre estaba en esa lista y bueno...
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Serendipia
FanfictionUna princesa que le tiene miedo al amor por su trágica experiencia con el, un rey frío y e inexpresivo que cree que el amor es una debilidad. Sus personalidades son parecidas pero opuestas a la vez. Ella es una mujer muy independiente y sería la pri...