Capitulo 10

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Madai

El día de hoy se llevará a cabo la coronación. 

Estoy nerviosa, no lo voy a negar, esto es tan diferente a como me lo había imaginado. 

Pensé que mi coronación seria en mi reino, no en una nación que muy apenas conozco.

Desde que me comprometí con Magnus, he estado investigado todo de su nación. Gregorie me ayudo consiguiendo unos cuantos libros de Lacrontte. Todos estaban muy interesantes, siempre me ha gustado conocer acerca de otras culturas.

Observo los anillos en mi mano izquierda, todavía me encuentro algo aturdida por los hechos que pasaron ayer. 

Me cuesta creer que ahora soy la señora Lacrontte.

Años atrás detestaba a Magnus, lo culpaba por lo que le sucedió a James. Pero creo que mi versión miniatura estaría encantada con esta noticia.

Mis nuevas doncellas entran a mi habitación. Agradezco que Magnus me haya asignado una habitación separada de la suya, sería algo incómodo dormir juntos, ni siquiera nos conocemos a fondo. Solo sabemos los datos básicos del otro gracias a Magnus y sus múltiples visitas en los meses previos a la boda, y bueno, también al ricitos.

—Buenos días, majestad.

Las dos jóvenes hacen una reverencia.

—Buenos días, me gustaría saber el nombre de cada una.

—Claro, alteza. Mi nombre es Ivanna.—se presenta una chica de cabello castaño oscuro.

—Un gusto conocerte, Ivanna.—le dedico una sonrisa.—¿Y tú como te llamas, linda?

—Mi nombre es Alison, majestad.

Ella, a diferencia de su compañera, es pelinegra. 

Ambas se parecen mucho entre sí.

—¿Son hermanas?—pregunto debido a su enorme parecido.

—Si, majestad. Alison es la mayor.

—Que increíble debe ser tener una hermana casi de tu misma edad.

Alison va a lo que supongo que es mi armario y saca mi vestido. 

Es de un hermoso color rojo. Y como no podía faltar en mí, está cubierto de brillos por todas partes, en especial en la parte del corsé. Tiene una enorme y esponjada falda y está acompañado de una capa, la cual, en la parte de los hombros, está hecho de encaje del mismo color que el vestido.

—Creí que usted tenía una hermana, majestad.

—La tengo, solo que ella tiene apenas doce años.

—Claro, es la niña pelirroja que llego hace unos minutos.—supone Ivanna.

—Espero no haya causado ningún alboroto.

—No creo, majestad. Ella parece una niña muy tranquila.

De tranquila no tiene nada, es una diablilla.

—Créanme, ella es todo menos tranquila.

Entró al vestidor para poder colocarme el vestido. 

Antes de entrar en el, me coloco los zapatos porque estoy segura de que una vez que me ponga el vestido no podré ni ver mis pies. 

Una vez que lo tengo puesto, puedo sentir su peso. Seguramente me veo diminuta entre toda esta tela.

Aunque la verdad eso no me interesa.

Siempre soñé con tener un enorme vestido para el día de mi coronación. Será un día muy especial para mí, a pesar de que no es para nada parecido al que planeé, pondré todo mi empeño para que salga bien.

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