Madai
Vine a Cromanoff a visitar a Gregorie.
Es mi terapeuta personal cuando se trata de Magnus, bueno, en cualquier aspecto de mi vida.
Pero ahora necesito hablar sobre todo lo que ha pasado entre Magnus y yo. De cómo hemos estado a punto de besarnos dos veces.
Sé que se pondrá feliz.
Él, mi madre, Elisenda y Adara, son los cupidos de mi matrimonio.
Se la pasan diciendo que Magnus y yo deberíamos tratar de llevarnos mejor, que ahora tendríamos una vida juntos para tratar de ser felices y miles de cosas más.
Incluso estoy casi segura de que Magnus le sacó información a Adara ese día que salí a ver lo de mi decreto real y los dejé solos.
Cuando llegué, Gregorio estaba en una junta, así que fui al jardín a tomar algo de aire e intentar dibujar.
Mala idea, terminé volviendo a dibujar a mi esposo.
Pero a diferencia de todos mis dibujos, esta vez si pude plasmar a la perfección los hoyuelos que tanto me gustan de Magnus.
Miro el dibujo con odio.
—Ni porque estas a kilómetros de distancia dejas de molestarme.—le recrimino al retrato como si se tratara de él.
—Ahora hablas sola.—Gregorie camina hacia mí.—¿Tan mal te trae mi primo?
Tiene esa sonrisa pícara que tanto odio.
—Ni estando lejos de él, puede dejar de rondar en mi mente, Greg. Esto ya es preocupante.—suspiro.
Niega divertido antes de sentarse a un lado mío.
—Así es el amor, pulga. No puedes dejar de pensar en la persona de la cual estas enamorado.
Bufo.
—He llegado a la conclusión de que desarrollé síndrome de Estocolmo por Magnus.—no pretendo aceptar que me estoy enamorando de él.
El rubio suelta una carcajada.
—Dios, sigues en negación.—dice entre risas.—No sé quién está peor, si tú o Magnus.
—No estoy en negación. Solo digo lo que en realidad sucede.
—¿Acaso Magnus no te deja salir del palacio?—alza una ceja divertido.
—No, pero me forzó a casarme con él y salir de mi reino.—contraataco rápidamente.
—Pero te deja salir del palacio a tu antojo, sabe que puedes ir a donde quieras sin que Magnus te ponga un límite o te encierre para que no salgas.
Sé lo que está haciendo.
Está tratando de hacerme entrar en razón.
—Sí, pero...
—Entonces no es síndrome de Estocolmo, si no estas secuestrada.—me mira obvio.
—Solo cállate y déjame seguir en mi estado de negación.—bufo exasperada.
—A eso viniste, ¿no es cierto?
Lo miro sin entender.
—Sabes que soy la única persona capaz de hacerte aceptar lo que sientes por Magnus.
Suspiro profundamente y recargo mi cabeza en su hombro.
—Sí.—susurro
Recarga su cabeza sobre la mía.
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Serendipia
FanfictionUna princesa que le tiene miedo al amor por su trágica experiencia con el, un rey frío y e inexpresivo que cree que el amor es una debilidad. Sus personalidades son parecidas pero opuestas a la vez. Ella es una mujer muy independiente y sería la pri...