METEOROS EFÍMEROS © #1 [TRILOGÍA SIEMPRE POR LAS ESTRELLAS]

Capítulo 51

<<No (Meghan Trainor)>>

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Tras escuchar su nombre, le muestra una sonrisa.

¿Cómo puede alguien sonreír de esa manera? Es como si le estuviese dando la bienvenida al cielo.

—Pensaste que, aun estando dormida, no me sentaría tu lado. —Le acaricia los labios con su pulgar—, ¿verdad?

Asiente a modo de respuesta.

—Estabas tan tierna dormida, que preferí no despertarte. —Le muestra su fondo de pantalla. Es ella durmiendo.

—Eh, borra eso —le estira de la sudadera en el intento de agarrar el móvil.

—No, lo voy a usar como fondo de pantalla.

Hace un puchero para que comprenda que no quiere que tenga eso en la galería y mucho menos de fondo de pantalla.

Se ríe viendo su mueca de niña pequeña, más no la borra, sino que propone otra cosa.

—De acuerdo, entonces, vamos a hacernos una foto ahora. —Se junta más a ella y pone una divertida expresión.

La foto sale preciosa.

Sus ojos animados por la alegría son la viva imagen de la felicidad.

—Sobre lo del sábado...

—Fue un día muy intenso —disimula ella—. Lo pasé genial.

—Yo también —su respuesta suena seca.

—¿Seguro?

—Nirali, hay algo que necesito preguntarte.

«Por favor, que no saque el tema del incendio.» Aprieta los puños encima de sus rodillas

—¿Por qué te adentraste en el parque? —En lugar de estar preocupado, parece un reproche—. No tienes que hacerte la valiente. No tienes que demostrar nada a nadie. —Aparta un mechón de su cabello posándolo detrás de su oreja—. Podría haberte perdido.

¿Qué respondo ella a eso? Sí que estaba preocupado.

Siente que su mirada es un escáner de rayos infrarrojos, capaz de detectar cualquier mentira que salga de su boca. Eso es algo que le molesta mucho, él sabe cuándo miente y cuando dice la verdad. Es prácticamente un libro abierto. Eso es lo único que detesta de él.

Evita responderle hasta que el autobús llega a la parada más cercana al campus principal.

En cuanto el vehículo se detiene, bajan y prosiguen con la conversación.

—No te lo puedo decir. —Agacha la cabeza mirando al suelo—. Lo único que te diré, es que esos niños apenas eran unos críos, y los bomberos no llegaban, alguien necesitaba hacer algo.