METEOROS EFÍMEROS © #1 [TRILOGÍA SIEMPRE POR LAS ESTRELLAS]

Capítulo 48

<<Burn (Ellie Goulding)>>

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—Estas tonterías no van conmigo —Le irrita, más, debe mantenerse serena para no atravesar su garganta con el arma—. ¿Qué haces aquí?

—Tranquila —la mira con los ojos muy abiertos—. Como hacía tan buen tiempo, decidí venir con algunos amigos. No es un delito venir a un parque de atracciones.

—¿Y dónde están tus amigos?

—Se han perdido.

—Así que han perdido, ¿eh? —le sigue el juego.

Viendo que no va a sonsacarle nada, decide levantarse, guarda la daga en su bolso y le ayuda a levantarse.

Deciden alejarse un poco del lugar en dónde estaba charlando con Luka, para que éste no intervenga en la conversación

Por cómo la mira, presiento que me va a decir algo más.

Pero antes de que pueda articular palabra alguna, un grupo de chicas bastante atractivas, lo acorralan. Una de ellas me mira de arriba abajo, dándome a entender que no pinto nada allí.

—¿Tú no eres Oliver Brytnald? —Se acercan dos de ellas—. El de la facultad de economía.

—Ese soy yo.

«¿Brytnald?» Lo mira intentando comprender. Se supone que su apellido es González.

En pocos segundos, Oliver parece haberse convertido en un cervatillo rodeado de varias leonas.

Quizá la chica que antes la miró mal tiene razón. Su presencia sobra en aquella conversación.

Decide alejarse con unas últimas palabras.

—Hasta luego, Don Juan.

La clase A tampoco está desaprovechando el día. Las chicas, a diferencia de los chicos, tienen más energía.

—¿Podemos hacer un pequeño descanso? —Austin señala un cartel que pone Stunt fall, gotas de sudor recorren su rostro—. Nos hemos subido a esta montaña rusa más de cinco veces.

—Que poco aguante tienes —Justin le da unas palmaditas en la espalda—. Los entrenamientos de baloncesto son peores.

—Exacto, esto aún no se ha acabado —suelta Aria.

—¿Aún te quedan energías, chica del horóscopo? —ríe Phil aireándose la camiseta con la mano, para que le entre algo de aire.

«Que pare ya de hacer eso, de lo contrario, no aguantaré.» Aria se fija en las gruesas manos de su compañero de mesa.

—¿Aria?

—Sí, a mi energía me sobra.

—Yo también voto por un descanso —se queja Layla.