METEOROS EFÍMEROS © #1 [TRILOGÍA SIEMPRE POR LAS ESTRELLAS]

Capítulo 4

Capítulo dedicado a una de mis compañeras de vida. Gracias por enseñarme y demostrarme que valgo mucho, que debo abrirme más a las personas y quitar la coraza que tengo. Te quiero muchísimo ❤️

<<Time to love (October)>>

☆☆ 4 ☆☆

En la furgoneta, Nirali observa a cada persona. 

A algunos estudiantes se les notan los nervios, a otros no tanto.

Ahora la interrogante está en si sus vidas corrían peligro.

—¿Alguno sabe a dónde nos llevan? —cuestiona una joven. Sus manos están sobre sus rodillas. Nirali nota como le tiemblan. Está asustada, de eso no cabe duda.

—Me parece que, esto es por lo que ocurrió ayer. —Uno de los adultos se atreve a contestar. Tiene el cabello teñido en un azul lavanda y los ojos marrones—. Ya sabéis, con los meteoros que impactaron de repente en Chariot.

—Un momento, en el supuesto caso de que estés en lo cierto con lo que dices. —Caye se une en la conversación—. Eso significa que a vosotros también os han ocurrido sucesos extraños.

—Creo que no sirve de nada ocultarlo. —Se suma otro adulto. Éste tiene el cabello teñido de verde clarito, recogido en una coleta que cae por uno de sus hombros y los ojos marrón burdeos.

—Vamos, que estoy en lo cierto —Caye sonríe.

—Sí —afirma otra de las adultas.

—Menuda pasada.

—Caye, déjalo ya —Aria, por lo contrario, no le hace ni pizca de gracia.

—Aria tiene razón, esto no es divertido —salta Lillian—. A saber, qué harán ahora con nosotros.

—Pues yo pienso que es genial, —a Caye no hay nada que le quite los ánimos— tener un don y poder usarlo a nuestro antojo.

Ninguna otra persona se pronuncia durante el resto del viaje.

¿Qué don tendrían el resto de las personas?

Sería divertido descubrirlo y a la vez, da miedo.

De repente, notan como la furgoneta se frena en seco, abren las puertas traseras y los obligan a bajarse de ella.

Ante ellos, se encuentra un hermoso edificio antiguo de color blanco. Está vestido con cúpulas turquesas y los ventanales con los bordes bañados en oro. Dicha instalación se encuentra a tan solo treinta minutos en coche, del campus en el cual están el resto de las facultades.

—A partir de este momento, esta va a ser vuestra nueva facultad. —Les advierte el hombre que nos había llamado anteriormente.

—¿Y qué ocurre con nuestros estudios, con nuestras carreras? —Aria se pone de los nervios.