【11. Nueve de Febrero】

1K 87 294
                                    


Sofía 

— Mamá, llegué.— escucho a William avisarme desde la puerta, así que salgo a recibirlo inmediatamente. 

— ¡Will!— lo abrazo y él me corresponde con aun con más fuerza— ¿Cómo estuvo tu día? ¿Pudiste hablar con Tom? 

— Sí, conversamos toda la tarde.— se quita la chaqueta y la deja a un lado.— Tienes razón, se expresa como poeta cuando se refiere a ti. 

— ¿Cierto?— sonrío pensando en ellos dos compartiendo tiempo juntos. 

— Ahora necesito oir de ti lo que pasó en el aniversario de muerte de tu padre— ambos caminamos hacia la pequeña sala que había en el departamento que hace ya décadas había comprado en Londres— Por supuesto, todo depende de que quieras contármelo o no. 

— Creo que sé por qué estás haciendo esto. Ya sabes, recogiendo los datos de nuestro amor.— me siento cómodamente frente a la chimenea y acomodo mi vestido cuando cruzo mis piernas una sobre la otra.— Está bien. No es algo que me avergüence contarte, solo que pensar en esas cosas me hace plantearme que pude haber manejado ese dolor de forma diferente. Después de todo, fue la razón por la que Tom y yo nos separamos en aquel entonces. 

— En serio, madre, si no quieres contármelo. . .

— Quiero hacerlo. Siento que siempre me has idealizado como una persona calma, filántropa, y todos los adjetivos positivos que se pueda atribuir a mi persona que no me molestaré en negar. Pero por muchos años se acumularon tristezas en mi alma, haber abandonado a mis amigos y sus posteriores traiciones, no haber hecho lo que realmente me apasionaba, la muerte de mi padre y, por supuesto, la muerte de Kai. Siempre consideré que ni Tom se daba cuenta de todo ese peso, aunque no fue su culpa, yo quería ocultar todo. Pero no me adelantaré, ¿en qué año vas? 

— 2014, Tom me contó el día que iniciaron su relación formalmente.— sonrió como una joven viendo al amor de su vida.— Tú también lo haces. 

— ¿Qué cosa?— lo miro confusa. 

— Iluminarte cuando se trata de Tom.— me sonrojo y mi hijo ríe en burla de mi susceptibilidad por aquel británico. 

— Entonces estoy por volverme una estrella solo por recordar aquellos momentos con Tom. . .

2014

La música que sonaba en la radio del auto alegraba aun más el ambiente que había entre nosotros dos. Tom conducía hacia las afueras de Londres porque teníamos una sesión fotográfica en una mansión frente a un lago. Su mano reposaba silenciosa sobre mi muslo, pero se mantenía más cerca de mi rodilla que, bueno, de una zona peligrosa. Y yo repasaba las venas que marcaban su mano con curiosidad, mientras disfrutaba de las hermosas vistas que se tenían cuando se salía de la ciudad. Todo completamente verde al rededor de la carretera. 

Habíamos decidido no mostrar frente a los medios que eramos pareja porque, aunque él no quería esconder lo nuestro, a mi me daba ansiedad el simple hecho de pensar que los paparazzis no nos darían ni un segundo de privacidad. Ya había vivido aquello con Harry, y a pesar de que no fue la razón por la que terminamos, yo no sabía como moverme entre esos periodistas acosadores. Era consiente de que en cualquier momento se daría a conocer y que muchas personas nos apoyarían, pero mientras más tarde mejor. 

Por mientras, adoraba los besos escondidos que Tom me robaba en los ensayos y a él le encantaban mis abrazos espontáneos entre actos de práctica. No llevábamos ni una semana siendo novios, pero ya sentía por él más de lo que sentí por cualquiera. ¿Era demasiado exagerado? No importaba, podía culpar a mi edad por aquellas ilusiones de cuentos. Me fascinaba su atención y me fascinaba él. Su forma de quererme y su forma de ser, todo él. Así que tan solo tenerlo a mi lado, en aquel auto que pasaba desapercibido, era suficiente para no pensar tanto en que cuatro años antes había vivido el peor día de mi existencia. 

Somebody to love [Tom Hiddleston y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora