Somebody to love [Tom Hiddleston y tú]

【17. ¿Qué me pasa? Tú】

2014 

Sofía 

Las grabaciones de Blood Queen habían iniciado apenas ambos regresamos a Londres. No había tenido ni un día libre para mudarme propiamente a la casa de Tom, así que simplemente guardé toda la ropa que pude en una maleta y tomé a Bruce, dejamos de vivir en el pequeño departamento para irnos junto al británico. Tal vez con otra persona y en otra relación no habría tomado la decisión de la vida tomando en cuenta el poco tiempo, relativo, que llevábamos juntos. Pero no quería que nuestros trabajos nos separaran, realmente quería hacer funcionar nuestro amor a pesar de que estábamos involucrados en proyectos grandes. 

Tal como lo proyecté, la película en la que me había involucrado me mantenía todos los días ocupada porque no solo estaba involucrada como actriz protagonista, sino que también era productora ejecutiva; por lo que me tenía que encargar de conseguir las locaciones, supervisar la edición, las tomas, etc. Mis días diarios eran despertar como a las cinco de la mañana para salir a correr o ir al gimnasio junto a Tom, desayunar con él y luego desde las ocho hasta las ocho de la tarde me dedicaba totalmente a la obra y otras cosas que tuviera que hacer como comerciales o narraciones. Sin embargo, el convivir con Tom resultó mejor de lo que esperaba, él comprendía totalmente el papel que tenía que desempeñar. Adoraba las noches en las cuales llegaba y lo encontraba con la cena lista, con velas alumbrando al medio de los platos y música sonando levemente que después de comer nos arrullaba con su ritmo mientras bailábamos juntos. 

Ambos nos tomamos un fin de semana totalmente libre de responsabilidades, por lo que tuve que pedirle a Violeta que se encargara de los arreglos finales para la escena que grabaríamos en una iglesia, exactamente la escena de la boda de la princesa Irina, mi personaje, y el Duque William, el personaje de Tom. El sábado de descanso, fuimos junto a Kai a comprar un vehículo apto para nosotros tres. Aunque aun no había aprendido a conducir, compré un auto de color negro con suficiente espacio para nosotros tres, fue el menor quien escogió el modelo. El resto del día paseamos al rededor de la ciudad, disfrutando del nuevo transporte y yo admiré el nuevo porte que tenía Tom. Lo había visto conduciendo deportivos de toda gama con dos asientos solo para nosotros dos, con una sonrisa coqueta solo para mi; sin embargo, ahora se mostraba tranquilo, con un toque de ilusión en los ojos y un sonrisa enorme cada vez que veía a Kai sentado en la parte trasera mediante el retrovisor. Sabía que por más pequeño que pareciera el estar en un vehículo los tres, significaba mucho más que ello, eramos una familia. 

— Recuerda que mañana iremos a Oxford.— comento Tom esa noche mientras él y Kai preparaban galletas de chocolate.

Ir a Oxford a almorzar con su familia. Había aceptado ello porque quería que nuestra relación siguiera escalando, poco a poco pero que lo hiciera. Además, ya conocía a su familia y desde mi percepción les había agradado e incluso me habían llamado para saludarme en mi cumpleaños mediante el teléfono de Tom cuando la fiesta terminó. Aun así, no podía evitar sentirme nerviosa. Odiaba tener la imperiosa necesitad de caerle bien a todo el mundo, y aunque podía soportar el odio de personas por internet e incluso interactuar con celebridades que habían hablado mal de mi sin razón alguna, no podía dejar que su familia tuviera una mala imagen de mi como la pareja del único hijo. Tom había insistido en llevar a Kai también, lo que me ponía aun más nerviosa, no todas las familias se convencen de que alguien con un hijo sea un buen "partido". 

Nos embarcamos en la carretera unas horas antes del medio día en dirección a la casa de los padres de Tom en la ciudad donde vivió de joven. Volteé a ver a Kai un momento y no pude evitar notar como su cabello ahora había crecido lo suficiente para que necesitara arreglárselo todos los días, tenía un copete pequeño que se me hacía demasiado tierno. A pesar de que ya no era tan pequeño y que no lo había conocido de infante, nos encontramos cuando él tenía unos ocho años, para mi era un (mi) pequeño niño.