Un hombre que perdió a su verdadero amor para siempre, aquella única mujer que lo entendía completamente, la única persona que no debía de perder.
Una mujer que no conoció el amor de una familia, tratando de ser aceptada siendo ella misma, pero los...
Era clase de historia de la magia y los gemelos Weasley como siempre estaban haciendo de las suyas.
Cuthbert Binns repetía las lecciones aunque realmente nadie lo escuchada, el fantasma estaba acostumbrado.
—Fred, detenté ya. —le dijoHarmony al gemelo que se estaba meciendo en la silla mientras creaba aviones de papel y se las tiraba a una chica llamaba Angelina.
—Fred, me gustan tus aviones, pero ya son demasiados. —expresó Angelina, para luego levantarse rápidamente de su asiento el cual tenía un montón de papeles con forma de avión al rededor.
Sin embargo, Fred solo le tiro un avión mientras ella hablaba el que le callo en la boca, callándola.
—Buena tirada. —mencionó George riéndose.
—¿Se puede saber de donde sacaste una escoba y porque estás volando en una clase? —Harmony miro con severidad al chico que solamente se reía.
—Eres una amargada. —le saco la lengua.
—Yo no soy ninguna amargada. —declaró ferozmente mientras ponía sus manos en sus caderas.
—¡Amargada, amargada, amargada! —cantaron los dos gemelos al unísono.
—Hasta aquí, George baja inmediatamente. —piso bruscamente y señalo con su mano al suelo.
George descendió un poco, pero solamente para tirarle a su hermano otra escoba y volvió a subir.
—Vámonos hermano, es una aguafiestas —dijo Fred a la espalda de George—, ¿por qué tengo yo la peor escoba?
—Tú te montaste de último. —declaró George robando los ojos.
Mientras ellos dos se peleaban Harmony intentaba alcanzar la escoba sin mucho éxito, pero cuando casi lo consigue...
—No lo creo, ¡amargada! —expresó Fred sosteniendo un frasco de metal, con un gas color rojo saliendo de él.
Salieron volando sin antes tirar aquel gas a la cara de la chica, todo el salón se llenó de aquel gas por lo que los demás alumnos salieron corriendo rápidamente del lugar.
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—¿Por qué nunca me escuchan? —se preguntó Binns el fantasma mientras veía que todos corrían por el humo que a él no le afectaba.
