𝐂𝐋𝐀𝐒𝐄 𝐃𝐄 𝐕𝐔𝐄𝐋𝐎

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Los chicos de Slytherin y Gryffindor estaban en hileras, al frente de una serie de escobas voladoras que se hallaban en el suelo.

—Buenas tardes a todos. —dijo emocionada la maestra Sprout.

—Buenas tardes, Madame Hooch. —gritaron los estudiantes al unísono.

—Bienvenidos a sus clases de vuelo.

La profesora Hooch era una mujer estricta, pero amable, siempre se llevó bien con la mayoría de sus estudiantes.

 Lo que más resaltaba de su aspecto eran aquellos ojos tan singulares que decoraban su rostro, de color amarillo, su cabello era gris y corto lo que lograba darle un bello contraste.

Por otro lado, Harmony observaba en silencio a los estudiantes y en especial a Draco, aunque el rubio estaba un poco enojado, ya que su mejor amiga había defendido al idiota de Harry Potter

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Por otro lado, Harmony observaba en silencio a los estudiantes y en especial a Draco, aunque el rubio estaba un poco enojado, ya que su mejor amiga había defendido al idiota de Harry Potter.

—¿Qué están esperando? —puso sus manos sobre sus caderas— Por favor colóquense a la izquierda de sus escobas, rápido, rápido. —expreso efusivamente la maestra— La mano derecha sobre la escoba y digan ¡arriba!

Los alumnos comenzaron a intentar levantar la escoba, Harry fue el primero en lograrlo ante la mirada sorprendida de su maestra y compañeros, luego de él Draco fue el siguiente, pero esto no fue tan sorprendente, ya que Draco practicaba Quiddith desde pequeño y era muy bueno.

—¡Arriba! —grito Hermione.

—Intenta poner tu brazo recto, estira toda la palma —le dijo Harmony tranquilamente—, lo lograrás, eres muy talentosa.

—Gracias —le sonrió y comenzó a intentarlo con las indicaciones que le dio la Inspectora.

Al lado de Harry, Ron intentaba levantar la escoba, pero esta se impulsó y le pego en la frente, los demás se rieron y Harmony intentaba aguantarse la risa.

—No te rías Harry —dijo Ron un poco enojado.

—¿Estás bien? —la inspectora reviso su frente con cuidado.

—Claro que estoy bien —se alejó de Harmony—, además seré el mejor en el equipo de quidditch.

Después de un tiempo, los estudiantes lograron atraer la escoba a su mano, cuando ya todos estaban listos, Madame Hooch comenzó a hablar.

—Ahora cuando tengan su escoba, suban a ella  y sujétenla bien, no se resbalen.

Los estudiantes se sentaron en sus escobas en silencio, estas comenzaron a levitar, algunos se notaban asombrados, otros nerviosos, pero en especial Neville tenía cara de espanto.

—Cuando escuchen el silbato quiero que todos golpeen el suelo con fuerza mantengan el equilibrio, floten un momento, inclínense hacia adelante y vuelvan al suelo.

EL MESTIZO Y LA SANGRE PURADonde viven las historias. Descúbrelo ahora