Un hombre que perdió a su verdadero amor para siempre, aquella única mujer que lo entendía completamente, la única persona que no debía de perder.
Una mujer que no conoció el amor de una familia, tratando de ser aceptada siendo ella misma, pero los...
Pasaron algunos días desde aquel "accidente" con la inspectora, el tiempo pasaba rápidamente y justamente mañana sería el primer partido de Quidditch con el nuevo buscador de Gryffindor.
Todo Hogwarts estaba impaciente ante aquel gran suceso, Harry Potter el niño que vivió se enfrentaría a uno de los juegos más peligrosos de todo el mundo mágico.
Entre tanta impaciencia, había unos pocos que creían fielmente que Harry sería capaz de pasar cualquier prueba, entre ellos el pocionista que al terminar el día se encontraba como de costumbre es su despacho mientras organizada minuciosamente lo necesario para su siguiente clase, aunque estaba inmerso en su trabajo, al escuchar que tocaban la puerta no pudo evitar ir a ver si era esa tan ansiada persona.
Pero todas sus ilusiones cayeron por un precipicio al ver a aquella esbelta figura dueña de cada una de sus más terribles pesadillas, parada enfrente de su puerta.
—Emmalie, ¿qué hace tu horrorosa presencia en mi maravilloso despacho?
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Pero la mujer no dijo ni una palabra, sin embargo, salto encima del mestizo tirando con fuerza la puerta detrás de ellos, quedándose los dos a solas...
—¡Mi Severus! —grito Emmelie sin antes abrazar con fuerza al pocionista.
—No soy "tu Severus" de hecho no soy nada tuyo, aléjate de mí —Snape quito con furia los brazos de la mujer que lo ataban a ella y la miro con expresión ya saben... severa.
Sin embargo, la mujer no se rindió, tomando así el rostro del pocionista en sus manos y acercando sus labios a los de él, intentando besarle.
—Suéltame —dijo tranquilamente el mestizo, pensando en como escapar de tan incómoda situación.
—¿Aún no me perdonas?
—¿Perdonarte? —el mestizo se comenzó a reír—, ¿qué tengo que perdonarte?, tú y yo nunca fuimos nada, puedes estar con quien quieras, no me interesa.
—¿Qué no te interesa?, ¿qué acaso no vez todo lo que he hecho solo para tener un poco de tu atención? ¿Y de esta manera me pagas?
—En vez de molestarme con tu asquerosa presencia, ¿no deberías de estar festejando tu noche de bodas?
—Tal vez si, tal vez no. —la peli negra tomo al pocionista por la capa e intento a la fuerza atraerlo hacia ella— No creo que eso sea realmente importante en esta situación.
La puerta crujió suavemente, mientras una pequeña y tierna Harmony giraba con delicadeza la cerradura de la puerta.
—Sev, perdona el molestarte, pero tengo tantas cosas que contarte, los gemelos me hicieron caso por primera vez, al parecer no les caigo tan mal y...
La mirada que hace unos minutos era fugaz y brillante se había transformado en una fría y seria, las manos de la chica comenzaron a temblar mientras sentía como la ansiedad ida consumiendo cada pequeño trozo de felicidad que antes albergaba.