El profesor de pociones se encontraba en aquella habitación, la cual conocía como la palma de su mano, tan oscura y desorganizada como siempre, solo la pequeña ventanilla que lograba crear un espectro de luz el cual le golpeaba en la espalda.
El inmenso espejo que refleja aquellos profundos deseos, se encontraba a los pies de él que ahora trataba de no llorar desesperadamente. Su grasoso cabello le pegaba en el rostro, estaba sumamente acalorado a causa de la inmensa capa que vestía, además de que poco a poco las lágrimas se derramaban por sus mejillas.
Su reflejo era como una amarga bebida la cual le era imposible vomitar, se sentía tan despreciable, su mente era su mayor enemigo, se culpaba a sí mismo.
Su mayor sueño, su mayor anhelo y aquel amor eterno, Lily.
—¿Cómo viviré sin ti?, te extraño tanto Evans. —Snape se desplomó en el suelo a causa del inmenso dolor que sentía, el espejo formó la hermosa silueta de la mujer que él más añoraba, su cabellera roja era simplemente arte, aquellos ojos completamente amorosos y conciliadores lo atraían cada vez más.
Se escucharon unos suaves y lentos pasos desde el pasillo que llevaba al cuarto del espejo, los cuales se acercaban poco a poco al profesor de pociones.
—Snape, no deberías de estar aquí. —Dumbledore lo mirada con firmeza aunque su aspecto era totalmente apacible, entendía perfectamente el dolor que sentía el muchacho, ya que él había pasado por lo mismo.
—Albus, y-yo t-tan s-solo quería... —Snape no encontró las palabras adecuadas para excusarse, tan solo agacho la mirada y se reprochó a sí mismo por tan absurda acción.
—Este espejo te está haciendo daño. Severus, no puedes seguir tropezando en lo mismo, debes seguir adelante así sea sin ella. —Snape se levantó del suelo y miró a los ojos al director, se secó las lágrimas y se organizó la capa— ¿Deberías de estar en otro lugar, no lo crees?
«Es cierto; ¡El cumpleaños de Draco!», realmente se había olvidado completamente del mocoso, tenía que llegar aunque fuese tarde, si no Lucius se podría llegar a decepcionar, al fin y al cabo eran amigos, además Lucius siempre ha estado para él.
—Tienes razón Albus, y-yo tengo que irme. —paso al lado de Dumbledore y se despidió con un gesto de cabeza.
—Snape, adormecer el dolor por un rato te hará sentirlo luego con mayor intensidad. —observo directamente a los intensos ojos negros del mestizo y se hizo a un lado para dejarlo pasar.
La calle de la Hilandera era solitaria y deprimente, Snape se dirigió a su "hogar" y se organizó rápidamente para dirigirse a la mansión Malfoy, su traje de gala negro era sumamente elegante aunque no muy costoso, sus cabellos color negro caían como cascadas en sus hombros y sus ojos negros sin alma iban poco a poco perdiendo la rojez causada por el llanto.
Estando listo se dirigió hacia la chimenea sin dejar de pensar en las sabias palabras de Dumbledore, «¿qué significada?»
La chimenea era pequeña y sumamente estrecha, ya que no estaba hecha para viajar, pero aun así el mestizo se adentró en ella con su mano a rebosar de POLVOS FLU hablo claramente y el fuego azul comenzó a consumirlo.
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EL MESTIZO Y LA SANGRE PURA
FanfictionUn hombre que perdió a su verdadero amor para siempre, aquella única mujer que lo entendía completamente, la única persona que no debía de perder. Una mujer que no conoció el amor de una familia, tratando de ser aceptada siendo ella misma, pero los...