Un hombre que perdió a su verdadero amor para siempre, aquella única mujer que lo entendía completamente, la única persona que no debía de perder.
Una mujer que no conoció el amor de una familia, tratando de ser aceptada siendo ella misma, pero los...
El día finalizó, los alumnos y maestros fueron a sus recámaras para dormir o bueno casi todos...
«Maldita sea, no puedo dejar de pensar en lo que me dijo la inspectora esa»
El mestizo despertó en medio de la noche y no logro retomar el sueño, las mazmorras en lo normal eran frías y aterradoras, pero esa noche todo se sentía extraño, Snape no sabía si era el cambio de estación o eran sus mejillas rojas por la vergüenza lo que lo hacían sentir extraño.
—No me había sentido de esta forma desde la época de Lily...
Miro al techo recordando el pasado, el dolor, el amor y el sufrimiento
«Idiota, recuerda lo que te dijo Dumbledore, "deja que te destroce y envuelva el dolor, para que el alma pueda curar la herida"» pensó el mestizo para sus adentros y se sentó en su cama intentando tranquilizarse.
Intento recobrar el sueño, pero le era imposible; tenía una inmensa necesidad de verla, no a Lily, sino a Harmony, pensaba en la chica de formas que ni el mismo entendía.
—Siento como si hubiera tomado amortentia, todo me da vueltas. —dijo en voz alta mientras se levantaba de la cama— ¿Qué fue lo que me hizo esa idiota?
Snape agarró su apreciada capa negra y salió de su mazmorra, comenzó a caminar a oscuras por el castillo sin un rumbo fijo, solo quería perderse en la inmensa noche que acogía al castillo y fundirse con su inmensidad.
Aunque él sabía perfectamente que Lily había escogido al mejor de los dos, le dolía aceptar esa realidad.
James Potter había sido un buen marido y un maravilloso mago se merecía totalmente la reputación que le asediaba, pero aun así su pecho le dolía al recordar que lo eligió a él.
Mientras caminada sin sentido por el castillo, llego a la torre de Astronomía, se sentó cerca del ventanal de la torre e intento organizar sus sentimientos, porque aunque no lo expresara su mayor sueño siempre fue formar una familia, casarse y tener un pequeño hijo o hija.
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—Harmony, ¿por qué tenías que venir y hacer que volviera a dudar de todo?, yo estaba tan bien sin tener sentimientos hacia nadie, ahora todo es tan confuso. —Miro hacia las estrellas y pensó por un momento en cuanto quería ser una de aquellas bolas de fuego fugaces, alejado de los demás, volando solo sin rumbo fijo, sin pensar y sin sentir.
Cuando estaba a punto de caer una lágrima por su mejilla, escucho algo moviéndose detrás de él, inmediatamente saco su varita y se puso a la defensiva, pero una pequeña sonrisa lo detuvo.
—Albus, ¿qué haces aquí? —pregunto mientras se limpiaba las pequeñas lágrimas con su capa.
—Te busqué en tu habitación, pero no estabas, entonces vine aquí. —se sentó a su lado en silencio— por alguna razón siempre terminas en este lugar cuando estás triste.
—Yo no estoy tris...— se dio cuenta de que era estúpido mentirle, Albus había estado a su lado desde hacía años, lo conocía perfectamente.
—¿Le gustaría tomar un caramelo de limón?
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Al mestizo no le sorprendió aquel cambio de tema tan repentino, pero bueno así es Albus uno de los mejores magos del mundo.
—No muchas gracias, no me gusta mucho el dulce —Alejo la mano de Dumbledore que tenía el caramelo.
Se quedaron un momento en silencio hasta que Dumbledore soltó una fuerte carcajada, el mestizo levanto una ceja «¿ahora que?» pensó.
—Amigo mío, fuiste hechizado por la magia más poderosa de todas, el amor.
—Pero que tontería, Albus. —intento negar rápidamente.
—Te gusta Harmony —lo dijo en tono de burla, en el mismo tono que lo hacen los niños pequeños para molestarse en los colegios.
Solo recibió como respuesta la mirada fría del mestizo.
—Está bien, está bien. —Albus se levantó y miro con determinación al pocionista— ¿Qué piensas hacer?