CAPÍTULO 8

14.7K 1K 566
                                    

SAMAY

Juro que he intentado utilizar el cien por ciento de mi pobre y estúpido cerebro ante la situación, pero claramente mi querido órgano se niega a colaborar conmigo. No tengo ni puta idea de cómo reparar la maldita radio. He dado por hecho que el objeto no tenía solución desde el momento en el que cayó al suelo y todas sus piezas se esparcieron, pero tenía un poco de optimismo para utilizar y no perdía nada con intentarlo. Sin embargo, la prueba ha sido un rotundo fracaso.

La única salida que se me ha ocurrido es hacer una visita a "Open Eyes", la otra torre de vigilancia en Solum. A diferencia de Full Moon, esta torre queda a varios kilómetros lejos de aquí, podría hasta tomarme un día entero dirigirme hacia allá, teniendo en cuenta los parámetros del mapa y mi voluntad física.

No es un problema, pues no tengo muchas cosas que hacer aquí de todas formas, pero sí hay algo que me detiene y es el hecho de que temo obtener los mismos resultados que en Full Moon.

Técnicamente, no debería ser así, pues tengo entendido que esa torre está activa y con un vigilante. Pero desde que llegué las cosas no están saliendo como las planeaba y lo que creía saber, parece ser falso.

Echo la cabeza hacia atrás, agotada, y debato mis opciones. Creo que no me queda otra que comprobar por mi misma si hay alguien allá.

***

No tardé en organizar mis cosas para prepararme para una expedición bastante larga. Llevo la mochila grande para tener bastante espacio y equiparlo con lo necesario. Comida, muda de ropa, agua, herramientas y pequeñas cositas que nunca se sabe si voy a necesitar o no.

No pienso andar a las corridas. Al contrario. Planeo ir relajada, a paso tranquilo, tratando de disfrutar lo máximo posible de cada kilómetro que dé. Si lo pienso como una tortura, pues así será y no es lo que quiero para las próximas horas.

Ajusto mis agujetas dos veces, me hago una coleta, y me coloco protector solar. Me echo también rociador para los mosquitos y reviso mi mochila una vez más. Odiaría llegar muy lejos y darme cuenta que me he olvidado algo.

Una vez hecho todo, salgo de la caseta y cierro la puerta con llave. No me preocupa dejar mi puesto, pues ha estado solo mucho tiempo y se ha mantenido en buenas condiciones, lo que significa que a nadie le ha interesado venir a saquear. Tampoco pienso dejar algo de valor dentro por lo que me despreocupo.

El sol está pleno hoy, con rayos fuertes que no tienen piedad. Pero bueno, la verdad es que prefiero esto antes que el frío.

Voy unos cuantos kilómetros caminados ya cuando mi cuerpo comienza a agotarme, pero no pienso parar. Planifiqué un plan en mi mente que consiste en llegar hasta cierto punto que marqué en el mapa, que será donde dormiré. Es una zona que, según la página web, está hecha precisamente para acampar, dado que cuenta con un par de fogones, troncos que sirven de asiento, y una superficie plana para la tienda.

Un sonido bastante particular me hace ponerme alerta. Es agudo, apenas oíble, como un chirrido. Fue entonces cuando visualicé en el tope de una roca gigante que sonreí. Una ardillita.

Mi corazón bombeó de amor al observar a la miniatura de animal, moviendo su nariz frenéticamente. Nuestras miradas se habían conectado, aun parecía examinarme. No pude resistirme, por lo que, con pasos muy cortos y lentos, me fui acercando a ella. Por su pelaje, me atrevo a pensar que se trata de una ardilla gris, muy común en esta zona.

No se alejó cuando la tuve prácticamente a centímetros de distancia. De todas formas era completamente capaz de escapar gracias a su increíble velocidad a la hora de escabullirse. Saqué con delicadeza una nuez de mi bolsillo trasero y se la extendí con la mano. No dudó en tomarla y metérsela en la boca, llenando su cachetes por completo. Una sonora risa salió de mi boca.

SOLUM (+18) I COMPLETA IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora