CAPÍTULO 1

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SAMAY

-Los sospechosos continúan prófugos y son buscados por el FBI. Los investigadores a cargo del caso nos confirman que se trata de una mujer y un hombre, más no se saben otros detalles. Dichas personas han causado más de cinco asesinatos en los últimos dos años...

Tomé el control remoto para apagar la televisión y así poder concentrarme en mi maleta nuevamente. Este asunto de los dos prófugos sueltos lo único que logra es ponerme los pelos de punta, y no necesito prestarle atención cuando mi cabeza debería estar metida en otro sitio. Uno que incluye plantas, animales y mucho silencio, para ser más específica.

No debo llevar mucho, solo lo esencial para pasar el verano.

Agarré la lista que escribí y la repasé una y otra vez. Tengo muchas cosas que organizar por lo que este sistema me facilitaba las cosas. En especial considerando lo disparatada que soy. Con este viaje en el que me iba a introducir, los errores estaban prohibidos, pues no había vuelta atrás si me olvidaba de algo. No cabía la posibilidad de pedir prestado cosas en caso de necesitarlo, o de comprarlas. Allá no habría nada más que lo que yo llevara conmigo.

Coloqué las manos en mis caderas, observando las prendas sobre mi cama. Camisetas, pantalones, zapatillas deportivas, medias, camperas...

La puerta de mi habitación se abrió con brutalidad. La mirada de mi madre se conectó con la mía, con la súplica clara en su rostro.

-¿Eres consciente de lo que estás haciendo, verdad?

-Sí.- respondí tajante. No era la primera vez que mamá me corrompía para asegurarme por milésima vez que la decisión que tomé era un rotundo error. Sin embargo, yo estoy bastante segura de que piensa más en sí misma que en mí. No en un mal sentido. Lo que quiero decir es que Verónica es de esas madres que necesitan estar al pendiente de sus hijos las veinticuatro horas del día, procurando que estén sanos y salvos. Intento comprenderla, en especial luego de lo que pasó. Aquello que cambió por completo a nuestra familia. No obstante, a veces resulta sofocante que esté encima de mí todo el tiempo, invadiendo la privacidad que creo que merezco. La amo y siempre lo haré, pero hay veces que simplemente quiero decirle que necesito estar sola. Que esa es mi forma de sanar.

-Dios mío, Samay. Es una locura. Quédate, te lo pido por favor.

-Llevo meses planeando esto, mamá- me doy la vuelta para mirarla- No me voy a retractar ahora. Sabes por qué lo hago.

Las palabras salieron un poco más bruscas de lo que pretendía, pero era una forma de hacerle entender que iba muy en serio. Por fin dejaba de ser una niña pequeña para convertirme en una mujer segura y dispuesta, como siempre quise. Mamá tenía que respetar eso. Además, no es como si no fuese una decisión difícil de tomar. Había muchos puntos a favor y otros en contra.

Por un lado, tenía la opción fácil, que era quedarme aquí, en mi ciudad y comenzar finalmente la universidad para darle la bienvenida a esta nueva etapa de mi vida. Tendría la ocasión de conocer a personas nuevas y formar amistades (cosa que no me vendría nada mal, pues mi situación en ese aspecto ahora es complicada). Me mantendría junto a mi familia para continuar intentando superar dolores del pasado, unidos como familia. Y seguiría la vida planificada que siempre quise.

Pero por el otro lado, me planteaba el hecho de dejar todo eso de lado y hacer algo por mi estabilidad emocional. No estaba logrando superar lo sucedido hace meses y, desgraciadamente, este lugar me recordaba mucho a ello. Por mucha ayuda profesional que estuviera recibiendo, dentro de mi cabeza estaba la cruda verdad. Nada iba a revertir los hechos, por lo que el daño iba a permanecer en su sitio, para siempre. Esa era la misma razón por la que quería olvidar, darme un tiempo para mi misma.

SOLUM (+18) I COMPLETA IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora