SAMAY
Mastico con ganas mi sándwich anteriormente preparado. Caminar por tanto tiempo es completamente agotador y una de las actividades que definitivamente está en mi lista de las cosas que más disfruto hacer. No obstante, considerando que lo estoy haciendo con total tranquilidad, puedo decir que me gusta, ya que en el proceso me doy el tiempo de admirar todo a mi alrededor y darme el lujo de dejar de pensar por un rato. Solo somos yo, el sonido de los animales y el aroma del aire fresco. Si es que existe.
Ahora mismo me encuentro admirando el precioso atardecer, con mi trasero apoyado en una zona con césped, donde no mi piel no se araña a diferencia de donde hay piedras, ramas y tierra. Escucho el ligero sonido del agua frente a mi, las salpicaduras de los peces de vez en cuando. No se me ha dado la oportunidad de darme un chapuzón, estaba más ocupada conociendo el lugar. Pero no dudo que en algún momento me sumergiré en esa superficie fresca para aliviar la alta temperatura de mi cuerpo.
En estos momentos, echo de menos mi teléfono, no voy a mentir. Podría ponerme a jugar algún jueguito y entretenerme un poquito. Pero me dije a mi misma antes de venir aquí que eso solo sería una distracción más. No necesito un objeto que me dé la chance de conectarme nuevamente con cosas del pasado. Además, claro, del dato obvio, que no tengo señal.
Una vez ya con la cena dentro de mi sistema, recojo mis cosas, las meto en la mochila y me preparo para volver a mi torre. Estar aquí de noche da mucho miedo, no me avergüenza decirlo. Tanto silencio, sombras y oscuridad es digno de una película de terror. Todavía no me acostumbro a la soledad, son pocas las veces que me he quedado sola en casa y claramente un bosque entero no es comparación.
Mis manos se aferran a las tiras de mi mochila mientras doy los pasos. Las estrellas brillan sobre mí, cubriendo todo el cielo. Algún día me tomaré la molestia de acostarme en el suelo y contarlas.
De repente, me detengo en seco. "Crack". Es el sonido que escucho.
Me lamo los labios, nerviosa. Es un animalito. Sólo eso. No un asesino en serie en busca de secuestrarme y matarme.
Instintivamente, acelero el paso. Tranquilízate Samay, debes comenzar a dejar de tener miedo, de esto se trata tu trabajo, adaptarte a la naturaleza, el silencio y la soledad.
-Samay.
Mi corazón se detiene junto con mi caminata.
No, no es posible. No es posible que acabase de escuchar una voz masculina, muy grave, susurrar mi nombre detrás de mí.
-¿Dios?
No hay respuesta.
Pero sí una risa ronca.
Simplemente estoy paralizada en mi lugar, con mis manos temblorosas y mi pulso a mil. No me atrevo a girarme, estoy congelada. Hay alguien a pocos metros de mí, buscando mi atención. Lo más lógico sería salir corriendo como estúpida y gritar por ayuda, o buscar el refugio más cercano. Pero cabe la posibilidad de que me alcance, tomando en cuenta que soy tan torpe que me tropezaría ante el primer obstáculo. Y por supuesto, también puede tratarse solo de un ser humano inofensivo. Pero no es propio de mí confiar en desconocidos. Eso nunca lleva a nada bueno.
-Voltéate y mírame.- exigió de repente. Su voz se escuchó mucho más cerca ahora, lo que me obligó a pegar un salto.
No pude evitar soltar un pequeño grito y durante el arrebato, me giro me encuentro mirando al chico frente a mi.
Se trata de alguien joven, probablemente de mi edad o unos años mayor. Va vestido con una camiseta negra, completamente lisa, y unos pantalones de algodón grises. Su cabello negro va muy revuelto, como si ni siquiera se lo tocara o no lo hubiese hecho en mucho tiempo. Parece un chico normal y no un asesino.
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SOLUM (+18) I COMPLETA I
Misterio / SuspensoAsí como existen límites en la vida, existen en las personas. Y a veces creo que sólo uno mismo es capaz de ponerlos. Llegó un punto en el que sentí que debía hacer algo con respecto a lo que me estaba sucediendo. Con cada día que pasaba, más destru...