Capítulo 11

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No había recibido ninguna palabra de Craig después de regresar a casa. Estaba molesto y Tweek sabía bien que no debía insistir en hablarle, pero de alguna forma se sentía culpable de lo que le ocurría.

No estaba bien, ya que era Craig el responsable de todo lo que ocurrido en su vida.

Tweek no duró mucho quedándose quieto en su habitación, la impaciencia iba en aumento y si no hacía algo rápido probablemente tendría un ataque ansiedad. Revisó la cocina para comprobar si Craig había comido algo de lo que le había horneado, se sorprendió al no encontrar ningún dulce ni tampoco la sopa de carne de la cena. Supo que no la había tirado porque aun quedaba restos guardados.

Una oleada de felicidad inexplicable lo invadió, lo único que lamentaba era no haber recibido ningún halago, pero sería demasiado viniendo de alguien como el azabache.

Revisó el refrigerador de la despensa para ver qué opciones tenía para cocinar, al final decidió volver a la misma comida chatarra que amaba. Horneó algunos panes que en su masa poseía puré, mientras se cocinaban hizo los medallones de carne y cortó bastones de papa para fritarlos.

Cuando todo estuvo sobre la mesa fue a la habitación de Craig, golpeó la puerta y esperó un largo tiempo sin recibir respuesta. Recordaba bien el momento en que le apuntó con el arma, por lo que no se atrevería a entrar otra vez sin recibir el permiso.

—Eh... Hice la cena para ambos... —dijo, sintiéndose inseguro. —Lo dejaré en el microondas si luego te da hambre.

Volvió al salón sin saber si Craig lo había oído, quizás lo mejor hubiera sido enviarle a 01 como él lo había hecho en la mañana con el desayuno. De esa forma, no tendrían que verse la cara.

Tweek armó su hamburguesa, pinchó algunas papas fritas y se la llevó a la boca. Casi podía sentirse en casa, siempre comía de esa formar mientras revisaba las redes y se detenía a ver videos graciosos. Aunque el humor allí fuera un poco tonto, comenzaba a entenderlo y a reírse.

Sus hombros comenzaron a pesar cuando se sintió observado, Craig se había acercado con desconfianza hasta mesa y se sentó frente suyo todavía con esa cara malhumorada. Miró los diferentes platos sobre la mesa y luego a la hamburguesa que Tweek sostenía en la mano.

—¿Quieres que te la arme? —preguntó cuando veía que Craig no hacía nada más que mirar. El hombre delante suyo era capaz de extinguir razas alienígenas y comandar escuadrones militares, pero también era alguien que nació en cuna de oro y probablemente le dieron la comida masticada en la boca.

—Sí —respondió.

Tweek se habría reído si no fuera ya incómodo sentir su molestia, intentó armar la hamburguesa de una forma que no chorreara líquido. Esperó a verlo llevarse la comida a su boca, primero con desconfianza, luego, cuando se familiarizó con el sabor, vio como su mandíbula se abrió y engulló la mitad con facilidad.

—Hey, me llevó tiempo hacer eso, intenta disfrutarla —sonrió con gracia. Al menos, de alguna forma, podía comprobar que a Craig le había gustado lo que cocinó.

—Esto podría estar envenenado y de todos modos lo comería —pronunció luego de tragar, mordió otra vez y el disfrute volvió a hacerse presente en sus expresiones.

Ya lo había visto antes cuando comía sus tartas en la fiesta, pero no podía ocultar que se sorprendía ver aquella faceta tan clara de Craig. Verlo disfrutar de su comida hacía que Tweek se sintiera bien consigo mismo.

Armó el resto de las hamburguesas ahora que sabía que iban a ser comidas. Si Craig se comportaba así siempre que le cocinara, lo haría con gusto solo para apreciarlo.

¡Eres mío! (Censurado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora