Extra 2: Thomas

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La luz pálida que entraba por la ventana le golpeaba suavemente el rostro, tan pronto como despertó sintió el aroma dulce del jazmín.

—Las envió Craig —dijo con sutileza su madre. Estaba acomodando el ramo de flores en la mesa de luz al lado de su cama.

No tenía ninguna duda de que había sido él, llevaban días sin verse y apenas podían mensajearse por su trabajo. Se extrañaban con desesperación.

Ni siquiera podía dejar de pensarlo mientras dormía.

—Soñé que moría y me dejaba solo... —contó sintiéndose amargado al recordar la pesadilla.

Quizás no debió decirlo en voz alta, a su madre no le gustaba mucho la idea de que Craig fuera solo un militar sin ningún cargo importante; eran los primeros en morir en el trabajo. Tal y como le había sucedido a su padre.

Había vivido más tiempo sin él, por lo que apenas podía recordarlo. La mayoría de los recuerdos quizás ni siquiera eran suyos, sino de su madre que contaba cada detalle de los hechos pasados.

—Le dijiste que busque un puesto en la política, pero él no te hizo caso, Thomas. Hazte la idea de que no vas a estar mucho tiempo casado.

Su madre solo quería su bien, no juzgaba sus palabras crueles respecto a la vida de su futuro esposo. Sin embargo, le era imposible pensar que el amor que Craig le tenía no era lo suficientemente grande como para abandonar sus sueños. Había antepuesto su carrera a la felicidad de ambos. Él sabía que no le agradaba la idea de casarse con un militar.

A pesar de todo, continuó. Ahora solo podía esperar a que renunciara, lo echaran o ascendiera.

Lo pensó mucho, por mucho tiempo. Debía esperar a su propuesta para decirle las condiciones para que lo aceptara.

Unos días más tarde, como era costumbre después de un viaje, había aparecido en su casa durante la merienda. Lo había estado esperado con galletas de avena y chocolate, pero ni siquiera miró que las había preparado especialmente para él.

Fue directo, sin ningún romanticismo y con su rostro serio. Sabía que era a causa de sus nervios, todos podrían decir que estaba molesto por su expresión, pero lo conocía lo suficiente como para saber que estaba muriendo de aquella emoción.

Sin decir nada, Craig abrió una pequeña caja aterciopelada que contenía dos anillos.

Era la propuesta de matrimonio más fría que podría existir en el universo, pero Craig era así y lo amaba de esa forma porque sabía todo lo que sentía por dentro.

Cubrió su sonrisa con una mano, mientras lo miraba con gracia.

—No voy a casarme contigo hasta que seas alguien importante, Craig. Ahora solo eres carne de cañón, no puedes casarte conmigo así —le dijo.

Craig abrió la boca sorprendido, cerró la caja con los anillos y se fue de inmediato. No hubo ninguna palabra de su parte, pero sabía que era cuestión de tiempo para que volviera por él luego de esforzarse por conseguir un ascenso.

Y fue así.

Se sintió orgulloso de Craig, le llevó menos de un mes conseguirlo. Había personas que pasaban toda su vida en un puesto bajo, pero Craig lo había conseguido a su corta edad.

No lo presionó, a pesar de haberse sentido extrañado cuando el hombre no volvió a ir a verlo. Le contestaba los mensajes muy de vez en cuando, las pocas veces en las que se habían visto en las reuniones le hablaba con la misma actitud de siempre, así que pensó que solo debía esperar a que las cosas estén más calmadas.

Craig había ido a un planeta a punto de ser invadido, el ataque había sido en el espacio; no era el área que manejaba. Así que no se preocupó por él. Sabía que estaba a salvo.

Su viaje se prolongó más que el resto. Según decían las noticias que llegaban de los demás militares, Craig había insistido en ir a ver la única vida encontrada en un planeta supuestamente caído. Al final fue solo con los de su nave, quienes no podían negarse a su orden.

—¿Vieron al doncel que trajo con él? Es hermoso.

Sus amigos murmuraban. Todos decían que aquel doncel era una belleza, el único defecto era su mal comportamiento. Él lo odió desde el momento en que se enteró que se había atrevido a golpear a su Craig.

Debían enseñarle una lección, nadie de tan bajo nivel podía tocar de esa forma a alguien del planeta primero. Mucho menos cuando se trataba de su futuro esposo.

—¿Cómo estás seguro que va a casarse contigo? —preguntó Butters, quien se ganó varias miradas de desaprobación. —Es obvio que está interesado en Tweek. ¿No viste todo lo que hizo para que su madre lo aceptara en la mansión?

—Craig solo está siendo bueno con un huérfano, él me quiere a mí.

Lo dijo con confianza delante de muchas personas, nadie además de Butters se atrevería a cuestionarlo.

Sin embargo, pasaron los días después de su llegada. Ya no le respondía los mensajes, ni tampoco lo había ido a ver; se sintió profundamente herido cuando supo que no había sido invitado a la fiesta de Laura.

Poco después, recibió la visita de sus amigas. Todas parecían esconder un secreto, pero ninguna era capaz de hablar; no tenía ánimo de insistir en saber, el chisme nunca había sido algo de agrado.

Nichole respiró profundo, en su rostro reflejaba lástima hacia él.

—Thomas, ¿escuchaste que Craig se casó con el doncel que salvó?

¡Eres mío! (Censurado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora