Era temprano para estar en la cama, Tweek ni siquiera tenía sueño a pesar de haber sido él quien propuso ir a descansar. Craig fue a buscar algunas pertenencias suyas a su antigua habitación para finalmente instalarse junto al rubio.
No pasó mucho tiempo hasta que Craig tomó la iniciativa de colocarse encima para besarlo. Al principio parecía un jugueteo simple e inocente, con el pasar del tiempo, el ambiente se volvió excitante y le fue imposible a Tweek mantener sus manos lejos del cuerpo del azabache.
Le gustaba sus músculos, sobretodo porque ahora tenía total libertad sobre ellos. Abrió la parte superior de su pijama para acariciar sin pudor su vientre y pecho; luego presionó sobre su gran espalda para obtener un mayor acercamiento entre ambos.
De pronto, Craig rompió todo contacto al tomar distancia y observarlo extasiado. Había un brillo indescriptible en sus ojos.
—Tweek, ¿puedo pedirte algo? —preguntó ansioso y con la respiración agitada. —Me siento con el derecho de pedirlo.
—Hazlo, tigre —dijo de forma burlona.
Se daba una leve idea de lo que podía pedir en aquella situación, y estaba lo bastante dispuesto a hacer cualquier cosa que pronunciara su boca. El hombre permaneció en silencio por algunos segundos, prolongando así el enigma de lo que quería, luego se movió sobre la cama y tomó una caja que estaba guardada debajo del pequeño mueble que estaba al lado.
Tweek la observó con intriga porque se le había hecho conocida de alguna parte, tardó en recordar y en recordar todas las cosas que estaban allí. La vergüenza se hizo presente en todo su cuerpo, comenzó a temblar y pensar en una excusa que lo hiciera sentir menos tonto.
—Cuando te fuiste, busqué por mucho tiempo alguna pista que me ayudara a saber tu paradero. Nunca quise invadir tu privacidad —confesó Craig, no se veía para nada arrepentido de lo que había hecho. —Jamás pensé que podrías tener algo como esto escondido, no pude evitar imaginarte usando cada uno de los artículos.
Tweek inhaló profundamente, no debía avergonzarse. Había creído que era un doncel casado, además tampoco sería extraño que lo tuviera. Butters lo convenció y le dio cosas que jamás pensó en usar, pero ¿cómo iba a rechazar sus regalos?
Se sentó en la cama y cubrió su rostro con ambas manos. Enloquecía tan solo imaginar a Craig descubriendo la caja, al parecer le había causado gracia y también excitación. Lo vio abrirla, estaba bastante seguro de lo que quería que usara. Un arnés rosado, una diadema con orejas de conejo y un plug con el pompón a juego.
—Recuérdame comprar en la tienda donde te tomaron fotos, ser un diablillo va más acorde a ti —dijo, como si se tuviera con conformar con el disfraz de conejo. —Vamos, di algo.
Sintió un leve odio hacia Butters, él lo había elegido todo.
—No creo que me quede bien ahora —admitió con cierto dolor. Su cuerpo no era el mismo de antes, estaba embarazado y era imposible disimularlo para el mes en el que se encontraba. —Voy a darte asco.
Craig se inclinó sobre él para besar sus labios, su rostro mostraba disgusto por lo que había dicho.
—No vuelvas a decir algo así. Nunca vas a dejar se ser hermoso para mí —habló con firmeza.
Le había robado el aliento una vez más.
Tomó la caja y fue al baño. Debía tomarse un poco de tiempo para prepararse.
Se quitó toda la ropa para colocarse el arnés de cuero sintético de color rosado, debió ajustar las tiras para que se acomodara a su cuerpo. Realmente no se sentía bien con su apariencia, pero intentó no pensar en ello. Craig tenía otra visión de él. Se peinó el cabello de una forma en que quedara bien la diadema en su cabeza, luego tomó el plug y el lubricante con aroma a durazno.
Ya estaba excitado, pensar en Craig no le hacía nada bien.
No le hizo difícil hundir el juguete en su orificio acuoso, solo debió tener paciencia en la parte más amplia hasta que su piel cedió.
Se miró una vez más al espejo, se sintió un poco ridículo por sentir una oleada de placer por verse a sí mismo. ¿De qué forma se sentiría Craig? Se mordió los labios húmedos, no podía esperar más por verlo.
Craig estaba sentado con su espalda sobre el respaldo de la cama, ya no tenía su pijama ni tampoco su ropa interior. Tweek se agitó por la emoción que sintió al verlo ya completamente erecto, esperándolo. Incluso la sonrisa en su boca era lasciva.
Tweek gateó en la cama, hasta arrodillarse frente a Craig. Este lo observó en su totalidad, comiéndoselo con los ojos. Se inclinó para apretar la cola de conejo con curiosidad, el rubio no pudo callar un gemido que escapó por el movimiento del juguete dentro suyo.
Craig sonrió.
—Ven aquí, amor —pidió extasiado por la vista —hazme sentir bien.
Se relamió los labios, su boca pareció hacerse agua con la idea de tenerlo dentro. Bajó su pecho sobre el colchón y elevó su cadera para que el hombre tuviera una mejor vista mientras comenzaba a lamerle la punta del pene.
Craig acarició su cabello deseoso de que vaya más profundo rápidamente, Tweek lo obedeció. Cubrió sus dientes con los labios y hundió el miembro en su boca con un vaivén lento. Escuchó un quejido ronco, como si estuviera sintiendo un placer profundo.
Creyó que podría saborear una vez más su semen, pero Craig lo apartó demasiado rápido de él. Lo miró extrañado.
—¿Lo hice mal? —preguntó con cierto temor.
—No lo soporto más, quiero cogerte —dijo. La sinceridad de sus palabras hizo que se sintiera desesperado por lo mismo.
El hombre jugueteó con el plug, expandiéndolo con movimientos circulares mientras lo retiraba. Entonces sintió una gran cantidad de líquido lubricante escurrirse por sus piernas, Craig gimió al verlo.
Apretó sus glúteos y los separó para ver absolutamente todo en él. Sus mejillas ardieron ante la vergüenza, pero también era excitante ser lo que deseaba Craig.
Dolor de la primera penetración era alucinante, lo había recordado por todo ese tiempo en el que no había tenido contacto con el azabache. Ansiaba más, mucho más.
Craig afirmó su cadera con fuerza para evitar que se moviera mientras lo penetraba, el rubio sintió que se volvería loco si no lo hacía más fuerte; pero luego recordó que debían ser cuidadosos.
Cuando se calmó, el hombre lo rodeó con sus brazos fuertes y asfixiantes, besando al mismo tiempo su cuello.
Tweek no duró demasiado con sus muestras de cariño.
ESTÁS LEYENDO
¡Eres mío! (Censurado)
FanfictionTweek Tweak es el único sobreviviente de un planeta que fue atacado por una especie alienígena. La ayuda interplanetaria llegó tarde, ya no quedaba nada más que él. Craig es el líder de un escuadrón militar, su frialdad característica aumentó gracia...