Capítulo 23

10.3K 742 1K
                                    

"Quédate"

Pidió Craig con voz suplicante para impedir que volviera a su departamento. Tweek, luego de aclarar sus pensamientos, no tenía ninguna intención de ir a otra parte. Quería estar allí, hablarle y mirarlo por horas para sentir que no se trataba de ninguna alucinación. Sin embargo, no había pensado en lo incómodo que podía ser estar en la misma cama por el resto de la noche.

El azabache le dio una camiseta suya para que no tuviera que volver a casa a buscar ropa cómoda. La prenda apenas le cubría por debajo del bóxer, sus piernas habían quedado descubiertas y el diseño colorido de sus calcetines llamaban demasiado la atención.

Estuvieron admirándose en silencio en la cama, Craig tomó sus manos y observó cada detalle en sus dedos heridos. Sus uñas estaban dolorosamente cortas y la piel de alrededor enrojecida. Tweek se sorprendió que el azabache no sintiera asco de besar allí.

La piel de sus labios era suave y tibia.

Se acercó para apoyar su cabeza en el brazo de Craig, el hombre sonrió ante esta acción y terminó por encerrarlo en un abrazo cálido. Tweek escuchó con atención el latir alterado de su corazón, sabía de alguna forma que ambos estaban sintiendo el mismo miedo hacia de incertidumbre.

—¿Volverás a vivir conmigo a partir de ahora? —preguntó finalmente Craig.

Tweek pudo percibir cierta inseguridad en su forma de hablar. Estaba claro que el azabache pretendía acapararlo por completo, si estuvieran en su planeta haría que se casen en el instante. Lo había hecho incluso cuando tenían unos días de conocerse, ahora hasta esperaban un hijo juntos.

—No estamos casados —contestó Tweek sin mirarlo al rostro. No quería mostrar su sonrisa —Los novios no suelen vivir juntos al inicio.

—Novios... —repitió la palabra para asimilarla. —No me hagas secuestrarte.

—Quisiera ver que lo intentes... —retó sin calmar su risa aguda.

El hombre se movió para quedar encima suyo y sujetar sus brazos contra el colchón. Su contextura corporal era demasiado grande en comparación, Tweek no iba a poner resistencia en aquello. Le agradaba que jugueteara como un chico tonto que estaba enamorado a pesar de su edad y el semblante serio que había ido construyendo durante años.

—No es legal, pero no puedo solo dejarte salir de aquí sin ninguna marca que señale que eres mío —dijo con voz profunda.

Tweek se había reído, pero cuando lo vio bajar su rostro empezó a temblar y a moverse desesperado. Sufría las cosquillas al punto de llegar a orinarse. Gritó que se aleje cuando los labios húmedos del azabache tocaron su cuello y su cuerpo vibró cuando sus dientes se apretaron contra la piel.

Sí, sentía cosquillas. Sin embargo, eran diferentes. Se sentían bien, dolorosamente bien.

—Mmn...

Un gemido escapó de su boca, su respiración se agitó, deseando desaparecer del mundo en ese preciso momento. Craig, sorprendido, tomó distancia para ver el sonrojo en su rostro sin poder evitar sonreír con gracia.

Volvió a acercarse a su rostro para envolverle los labios en un beso profundo. Craig mostraba que se había vuelto un experto en al acto de besar, era fascinante.

—Estuve pensando mucho en ti todo este tiempo... —reveló con tono extasiado.

Tweek se llevó la mano a la piel del cuello, estaba húmeda, hinchada y sensible. Tocarla le provocó que su cuerpo ardiera ante la idea de recibir más heridas de aquel tipo. Craig lo estaba estimulando descaradamente, incluso soltando esa información que le permitía imaginar más de lo debido.

¡Eres mío! (Censurado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora