Capítulo 15

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Tweek no había pensado en lo difícil que sería coincidir con Craig estando en la misma casa, lo peor era que buscaba constantemente cruzárselo sin éxito.

Sabía que debía darle tiempo para él solo, se lo había dicho, pero no esperaba que ni siquiera le dirija la palabra por días. Lo hacía sentirse solo, y cada vez sentía que su orgullo disminuía por estar esperando un mínimo de atención.

Había sido ingenuo al creer que alguien como Craig se interesaría en él. No importaba cuánto tiempo le dé. Se había lanzado sin vergüenza y lo único que había conseguido fue generarle más rechazo del que ya tenía.

¿Por qué actuaba de forma tan impulsiva? Estaba mostrándose demasiado adelante de alguien que lo odiaba.

—No pongas esa cara, haces que el sol se apague —comentó Francis al entrar a la habitación. Tweek sonrió.

Como solía ser costumbre, le traía una prenda nueva enviada por Laura. Se la ponía sin cuestionar el gusto de la rubia, ella sabía más sobre la ropa que era bien vista allí.

—¿Craig te dijo de la fiesta?

—Llevo días sin verlo, fue Butters —respondió sintiéndose depresivo.

Ni siquiera sabía si Craig había estado en casa por su silencio. Butters le había comentado de la fiesta ya que habían regresado todos los militares del planeta, algunos se habían quedado a causa de la manifestación violenta.

—Es en la mansión de Thomas, su madre se ofreció a organizarla... —comentó con sutileza. —Dicen que está buscando pretendientes.

—Vaya... —dijo, lo había sabido por Butters. Era la razón por la que había estado desde temprano esperando la llegada de Francis, no podía estar ausente si es que Craig iba allí. —Espero que tenga suerte.

Francis apretó una de sus mejillas con ternura para que quitara la expresión de calvario que tenía el rubio. Tweek sonrió porque ya no podía hacer nada que eso, fingir.

Cuando se arregló la ropa frente al espejo, su amigo estiró sus manos hacia su cabello para prenderle una tiara de cadena. Tweek lo miró sorprendido porque no era un accesorio parecido al de los demás, era pequeño y muy discreto. El primero que le gustaba.

—Espero que te agrade mi regalo, pensé en ti cuando lo vi —le dijo con una voz suave y cálida. Tweek quedó paralizado en el momento en que volvió a sentir su mano sobre su cabello. —Sanas muy rápido.

Tweek apenas fue capaz de controlar el temblor en su cuerpo, Francis delineó al rededor de la cicatriz rojiza en su cabeza provocándole cosquilleo. El tacto sutil hacía que sus reflejos se apagaran para disfrutar de la cercanía ajena como si fuera un cachorro callejero, lentamente fue consciente de algunos detalles del hombre que tenía en frente. Olía a algún perfume con aroma cítrico y a madera, su cabello tenía una forma particular, pero no era nada desagradable.

La mano de aquel bajó de su cabello para posarse con suavidad sobre su mejilla.

—¿Por qué te ves como si necesitaras un abrazo? —le preguntó.

Sintió como sus ojos comenzaban a humedecerse, se negó a pestañear para que ninguna de sus lágrimas cayera. ¿Era mucho pedir que Craig lo mirara con la misma ternura con la que lo hacía Francis? Estaba seguro que no, que Craig no perdería absolutamente nada con amarlo.

—¿Craig? —dijo Francis, apartándose al instante de al lado del rubio.

Tweek miró el rostro frío de Craig, sus ojos miraban fijamente al castaño desde la puerta mientras este se le acercaba con una sonrisa para saludarlo. No quiso estirar su mano para corresponder al gesto de su amigo.

¡Eres mío! (Censurado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora