Capítulo 18

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Había amado estúpidamente a Thomas hasta punto de desear no volver a ver a otro doncel. Sin embargo, ya lo había superado, estaba seguro que era imposible comparar su viejo amor con todo lo que le había hecho sentir Tweek en tan solo un mes.

Nunca le había desagradado Tweek, todo lo contrario, pero no había sido capaz de poner en palabras lo que le hacía sentir porque Thomas todavía estaba latente en su cabeza.

Él había sido un amigo de toda la vida, la persona con la que se había escrito tantas noches hasta dormirse. Cuando crecieron y las responsabilidades comenzaron a dirigir sus vidas, Thomas se había vuelto su compañero de viaje. Había conocido gran parte del universo a su lado, proyectaron tantas cosas juntos que nunca aceptaría a otra persona en su lugar.

Su rechazo lo había tomado desprevenido, creyó que estaba bromeando, aún más cuando le dijo que la razón era por su bajo nivel en el ejército.

Craig agarró la pequeña caja aterciopelada que estaba guardando en su escritorio, la abrió para admirar una vez más los anillos a juego. Tomó el más pequeño y acarició las letras grabadas en el oro.

"Tweek Tweak"

El casamiento había sido rápido por una decisión que tomó a último momento. Tweek nunca le había exigido los anillos tan característicos de aquel acto, no lo había mencionado y podía intuir que ni siquiera había pensado en ello.

Era la persona más desinteresada que había conocido, de todos los regalos que le dio lo único que había usado había sido la pantalla azul. Y sabía de antemano que solo lo hacía porque tenía acceso a internet. Nunca lo vio feliz por usar las joyas que le había dado, hechas con materiales únicos que solo alguien que viajara a grandes distancias podría conseguir; nada lo había impresionado. Por lo que odió profundamente verlo con el regalo de otro hombre.

Si Token no hubiera arruinado el ambiente con sus acusaciones, Tweek portaría el anillo en su dedo anular. Entonces Francis y los demás hombres que lo miraban con deseo se alejarían rápidamente de él.

Pero ahora, sabía bien que era el único culpable de arruinar la relación que estaba creciendo entre su esposa y él.

Craig entró a la casa luego de haber estado algunos minutos en el auto intentando calmar su enojo con Tweek. Sabía que no estaba bien ceder ante emociones tan extremas como aquellas, aún menos cuando estaba en compañía del rubio.

No quería dejarse llevar, pero Tweek lo estaba obligando a sentir demasiadas cosas al mismo tiempo. Celos, desconfianza, enojo, confusión y miedo.

Apoyó su frente sobre la puerta de la habitación del rubio, lo escuchó llorar con desconsuelo y no podía negar que también lo hacía sentir culpable por lo que le había dicho. Lo hirió de muchas formas en el mismo día, no lo había buscado a propósito, pero cada acción de su esposa lo hacía reaccionar de forma negativa al punto de dejar de pensar las consecuencias.

No quería ser odiado por Tweek, la idea ya no era agradable luego de ver el cariño que quería darle a él sin que se lo haya pedido.

Su boca se selló, fue incapaz de golpear su puerta para pedirle una disculpa o para desmentir lo que había dicho en el auto, aunque Tweek ya no tuviera duda de que fuera verdad.

Se dirigió a su cuarto y hundió la cabeza entre sus manos. Lo que había ocurrido en la fiesta no estuvo bien, Tweek sería aislado de cada nuevo evento que se organizara; ya nadie lo iba a querer cerca por sus reacciones violentas. Si alguien quisiera incluirlo, la madre de Thomas se haría cargo de que no ocurriera.

Incluso su madre, que tanto adoraba realizar aquellas fiestas para ser la protagonista, sería afectada como consecuencia. No atendió sus llamadas desesperadas, pero en los mensajes podía sentir muy bien la rabia que sentía su progenitora respecto a las acciones de Tweek.

¡Eres mío! (Censurado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora