Capítulo 18

403 43 27
                                    


Joel

Fue ese rayito de Sol lo que lo sacó del profundo sueño, había descansado como nunca antes y su cuerpo se sentía sumamente agradecido, relajado y completamente satisfecho pero esa luz, ese rayo de Sol que lo cegaba...suspiró aún dormido en su pecho y Joel juró para sí mismo que jamás en su vida su corazón había latido tan fuerte. Las piernas suaves del menor descansaban enredadas en las suyas, depiladas, ligeras, perfectas. La respiración de Erick chocaba en su cuello erizando su piel, creando una sensación que nunca antes había vivido y le daba miedo, miedo de asumir lo que habían hecho, lo que él le hizo al niño y no porque se arrepintiera, nada que ver, Joel jamás podría arrepentirse pero Erick... él ni siquiera sabía como mirarlo cuando despertara.

Se atrevió a rozar sus dedos por su brazo, el mismo que descansaba aferrado a su cintura desde que la noche anterior  habían sucumbido al sueño. Se sorprendió al ver como su piel se erizó ante el contacto de forma involuntaria, era cuanto menos, hermoso y eso lo animó a continuar acariciando a ese pequeño ser que se aferraba a él como si...como si lo necesitara. El corazón de Joel se detuvo, se detuvo al pensar que eso podría ser una realidad, una realidad en la que Erick realmente lo necesitara como...como él lo necesitaba porque si, Joel necesitaba a Erick de una forma dolorosa.

No midió el tiempo en minutos, ningún reloj podría determinar el significado real de pasar la eternidad sosteniendo la delicadeza que era Erick. Joel estaba jodido, terriblemente jodido y lo sabía, él sabía que se había enamorado. ¡Joder! Claro que lo sabía, lo supo sin poder explicar exactamente como pero la realidad era que ya no había vuelta atrás, no cuando la noche anterior había sido de todo menos cuerda sin embargo necesaria, era tan necesaria como respirar porque aunque Joel no lo planeó, solo siguió a su instinto y ese no se equivocaba, lo sabía porque cuando terminó dentro del chico, cuando sus fluidos se adueñaron de su interior y pudo ver en primera fila ese rostro perfecto disfrutar...Joel por primera vez en su vida, supo lo que significaba hacer el amor.

-Estoy jodido.

Lo dijo en voz alta, no lo suficiente para despertar al niño pero si para convertirlo en real, escucharse decirlo le daba una idea de cuan mal estaba todo pero era necesario. Suspiró agotado mentalmente y dirigió su vista a la ventana de cristal, las cortinas abiertas le mostraron la vista que era hermosa, de noche lo era más pero sin duda alguna, no superaban a la que él tenía en brazos y lo confirmó cuando el espejo de las puertas del clóset le devolvió su propia mirada, ahí se podía distinguir la perfecta imagen de Erick enredado en las sábanas, aferrado a su cuerpo.

-¡Mhm! -El ligero sonido del susurro del niño lo hizo tensarse, no estaba listo para enfrentarlo pero no tenía como huir, era el momento.

-Buenos días. -Habló con la voz ronca, temblorosa, sabiendo que habían muchas posibilidades de que Erick lo arrojara a la calle como basura pero no podía solo ignorar el hecho de que ambos estaban ahí, abrazados, desnudos en la misma cama en la que Joel había dormido solo muchas noches, en la misma cama en la que horas antes le hizo el amor.

-Buenos días. -Había respondido, él le había respondido y Joel estaba temblando.

-¿Dor...dormiste bien?

-Si.

-Bien...¿Quieres comer algo?

-No...yo solo...necesito un baño.

Y eso había dolido como mil infiernos porque el rizado solo podía pensar que Erick se había arrepentido, que se había arrepentido y sentía asco de lo que hicieron. Joel suspiró derrotado, derrotado y con su corazón destrozado porque seguido de sus palabras, el ojiverde se alejó de él, se alejó como si sintiera deseos de escapar, de separarse de él, de olvidar la noche que para el rizado había sido mágica. Erick ni siquiera volteó a mirar, fue como si no existiera en la habitación, como si diez segundos antes no hubiese estado ronroneando como un gatito en su pecho.

-¿Te arrepientes? -No pudo evitar preguntar pero no se atrevió a mirarlo, no estaba preparado para verlo decir que si, no cuando él ya había asumido que estaba enamorado, no cuando jodidamente quería tomarlo en sus brazos y volver a hacerle el amor.

-Será mejor que te vayas, que te olvides de lo que pasó. Fue un error y no va a repetirse pero debes irte ahora.

-¿Te arrepientes?

Y Joel era estúpido, jodidamente estúpido.

¿Cómo no se daba cuenta de que ya tenía la respuesta? ¿Cómo no entendía que Erick ya le había respondido? Joel era el mayor idiota que existía en la Tierra pero su corazón roto era masoquista. Cerró los ojos sin mirar, no quería ver al chico, no podía en realidad y por eso se perdió la mirada tétrica que le dió Erick, no supo que sus preciosos ojos lo miraron con dolor, no supo y quizás nunca sabría que fueron lágrimas reales las que el niño lloró antes de abandonar el cuarto en silencio, en el silencio más crudo y doloroso que ambos habían experimentado.

Joel no supo más, no quiso saber nada más porque se sentía tan vacío, tan malditamente vacío que ni siquiera se percató de como se vistió, no puso atención a la forma en que salió del apartamento, no tenía idea de como había llegado a su propio lugar. Él simplemente abrió la botella de vodka y dejó que el alcohol tomara el total control sobre su cuerpo, sobre su alma pero sobre todo sobre su mente porque esa era la que lo estaba matando, claro, por segunda vez porque la primera había sido cuando Erick tomó su vida en sus manos y la rompió en partículas de polvo.

Y tuvo lo que quería, él realmente logró olvidarse de todo, pasadas las horas en la soledad de su pequeño apartamento, Joel se durmió, desnudo, mojado, triste y roto. No supo si vomitó una vez o fueron varias, no supo si había cerrado la puerta o permaneció abierta durante la madrugada, no supo si era la mañana o ya era de tarde cuando abrió los ojos al otro día pero cuando el dolor en el pecho superó al de su cabeza por la resaca, se dió cuenta de que todos los recuerdos seguían ahí, taladrando su cerebro con barrenas de titanio, llenando de vacío su ya de por sí desnudo interior.

Joel lloró esa vez, lloró por la suma de todos los males, la suma de cada sentimiento destrozado por Erick. No era fácil admitir que se había enamorado de un chico, no era fácil admitir que le había hecho el amor, no era fácil descubrir un cambio radical en su sexualidad pero sin dudas, lo peor, lo imposible de asumir, era que Erick no sentía lo mismo y eso fue el detonante del mar de lágrimas que vinieron después. Joel lloró su pena creyendo que el ojiverde no estaba justo ahora, en su propio apartamento...muriendo igual que él.

muriendo igual que él

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Behind your eyes ll JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora