Capítulo 24

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Joel

No quiso romper el momento que se había creado al interior del taxi, no cuando la mirada de aquel viejito había sido tan sincera, no cuando vió a Erick sonreir. Erick había sonreido y él no sabía como sentirse al respecto, no supo en aquel momento y no lo sabía ahora que esperaban juntos en silencio a que el ascensor se detuviera en su piso. Joel estaba cagado de miedo, no había forma poética para describir como se sentía porque lo cierto era que desde que aquel señor habló en el taxi, no pudo si no quedarse en shock.

-¿Entonces qué dices?

-¿Qué? -¿Qué carajos pasaba ahora? ¿En qué momento Joel había llegado hasta esa puerta? ¿Por qué Erick lo estaba mirando como si esperara una respuesta suya? Esperen un momento... -¿Dijiste algo? -Joel realmente quería golpearse a sí mismo por ser tan idiota, solo le bastó ver esos ojos verdes apagarse para comprender que había herido al niño...otra vez.

-Yo...olvídalo, solo olvídalo.

-Dime...por favor.

Y fue el turno de Erick de quedar en shock, el rizado lo había sujetado de sus hombros para impedir que escapara y pudo ver la ansiedad en esas avellanas claras, pudo sentir como temblaba delante suyo, como su pecho subía y bajaba con dificultad, como si tenerlo cerca le hiciera daño. Erick no sabía como, no sabía por que pero su corazón le decía que Joel no le era tan indifirente como pensaba. Suspiró profundamente sin despegarse de él, sin dejar de mirarlo a los ojos con todo ese miedo y dolor, tal vez era un idiota, tal vez solo se estaba dejando llevar por la necesidad de volver a sentirlo sobre su cuerpo pero ya no aguantaba más, Erick no aguantaba más fingir que no estaba completamente enamorado.

Buscó la tarjeta que abría la puerta de su habitación, sabía que esto era un camino sin retorno y aunque habían muchas posibilidades de que Joel lo rechazara, el valor no le alcanzaba para hablar, así que solo suspiró profundamente y se volteó de frente a la madera. La puerta se abrió dando paso a la hermosa habitación, al fondo podían verse las luces de la ciudad a través del cristal y el ojiverde caminó al interior. No miró atrás, tenía mucho miedo y pocas fuerzas pero cuando sintió la puerta ser cerrada a sus espaldas, el mundo entero colapsó a sus pies, era todo, no había más, ese cierre tenía mucho peso metafóricamente hablando y no tardó más de un segundo en derramar la primera lágrima y estuvo a nada de caer cuando unas manos conocidas sujetaron su cintura.

-¿Qué...

-Dejaste la puerta abierta...

Y Erick lo entendió.

No necesitó más que eso para llorar de verdad porque hasta el segundo en que sintió a Joel sujetarlo, había creido que se había marchado cerrando la puerta. El ojiverde permitió que su espalda se recostara por completo al pecho del mayor, permitió que sujetara su cintura de forma posesiva y que respirara sobre su cabello. Erick permitió que sus lágrimas fueran las protagonistas del momento y no evitó nada, no detuvo nada, no reprimió absolutamente nada, por eso cuando Joel lo volteó de forma delicada, cuando deslizó dulcemente sus dedos por sus mejillas y lo obligó a alzar la mirada, él se dejó hacer, dejó que su pecho sintiera el calor que emitía el amor que sentía por ese hombre.

-Pensé que te habías ido. -Habló entre sollozos sintiéndose vulnerable, depositando el sentimiento en las manos de aquel que lo causaba, permitiendo que lo supiera y que hiciera con él lo que deseara.

-Estoy enamorado de tí.

¿Alguna vez han sentido como el oxígeno deja de circular dentro de sus cuerpos? Pues...era la primera vez que Erick identificaba esa sensación y para ser sinceros, no sabía como era capaz de sostenerse en pie justo ahora. ¡Oh! Si sabía, el causante de su pésimo estado lo tenía sujeto contra su cuerpo y debía agradecer que así fuera porque de lo contrario bien podría encontrarse desmayado en el suelo. Cometió el error de miralo a los ojos y lamentó una y mil veces haberlo hecho porque sin mediar palabra, sin detenerse a pensar un solo segundo...lo besó.

Esta vez fue él quien se lanzó a sus labios con tanta necesidad, con tanto anhelo y dolor que no se percató de las lágrimas que habían vuelto a aparecer. Si Joel lo notó, no dijo nada pero le demostró sin palabras lo mucho que él también había deseado tenerlo entre sus brazos. Cuando sus piernas dejaron el suelo para ubicarse alrededor de la cintura ajena, Erick supo que estaba en el lugar correcto, supo que entregarse la primera vez, no había sido un error porque nada que fuera equivocado podría sentirse tan bien.

Su cuerpo fue depositado de manera cuidadosa sobre la cama y los nervios se adueñaron de él cuando las manos de Joel acariciaron su pecho suavemente mientras desabotonaba su camisa. Erick suspiró enamorado, lleno de dolor pero también de devoción y permitió que los besos sobre su piel borraran los recuerdos aunque sea por un segundo porque en esa cama de hotel, bajo las luces titilantes de una ciudad que no duerme, él estaba poniendo su corazón en manos ajenas, estaba poniendo su alma a merced del usurpador que robó su pureza y que ahora lo miraba como si fuera lo más bonito del mundo.

-¿Qué? -Susurró su pregunta mientras el mayor detenía sus movimientos para admirarlo, Joel lo estaba admirando y Erick no sabía que había hecho bien en la vida para merecer algo así.

-Siento haberte tratado mal antes, yo... tenía miedo de enamorarme de tí. -Erick le creyó, claro que le creía. ¿Cómo no hacerlo cuando estaba llorando al hablar? Se atrevió a limpiar las lágrimas del mayor y sonrió para él, sonrió porque así lo sentía, porque su instinto le pedía confortar a ese hombre que  lucía vulnerable sobre él.

-Mañana cuando despertemos, podemos quedarnos todo el día en la cama, es una ciudad fría y nos vendría bien estar acurrucados. ¿Quieres? -Sabía que era arriesgado, que estaba siendo demasiado sumiso y que quizás Joel no lo tomaba bien pero cuando lo vió sonreir suavemente y asentir con la cabeza, supo que valió la pena.

-Pediremos servicio a la habitación y veremos películas antiguas.

-No olvides el chocolate caliente, amo el chocolate caliente.

-Y yo te amo, Erick, te amo.

No es necesario decir que esa noche fue diferente, no es necesario explicar a detalle la forma mágica en que hicieron el amor, basta con mencionar que cuando el climax los alcanzó entre lágrimas de amor y los cuerpos se acomodaron cansados para descansar juntos por primera vez...crearon un vínculo nuevo, fruto de ese sentimiento que estaban comenzando a expresar... aún cuando no lo sabían.

 aún cuando no lo sabían

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Behind your eyes ll JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora