CAPITULO 23

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- Ana, mujer despierta

- Mmm ¿ya llegamos? Pregunte algo aún dormida

- Por supuesto, sino no te estaría sacando de tu sueño de belleza. Damiano río

- Ok, es hora de despertar, me senté y pude ver por la ventana una bella mañana un poco fría por el tiempo en el que estábamos obvio.

Nos bajamos del tren y mis nervios crecían mucho más, cogimos un taxi y en menos de 10 minutos estuvimos frente a casa de Damiano o bueno casa de sus padres.

- ¿Estás nerviosa?

- ¿Se nota muchísimo?

- Solo un poco, por tus manos temblorosas y el poco color que has ido perdiendo desde que llegamos, dijo riendo

- No es gracioso. Le dije y le di un pequeño golpe.

- Créeme que sí y si sigues pegándome te juro que mi brazo tendrá que ser intervenido por los hematomas que tiene. Dijo riéndose y sobándose el brazo

- Tienes un nivel de drama espectacular, te lo juro, pero es verdad debo dejar de golpearte reí junto con él.

Estaba tratando de amenizar el ambiente para que me calmará y su cercanía conmigo ayudó muchísimo.

Entramos a la casa y al parecer no había nadie.

- Mamá, hola acabamos de llegar

Grito Damiano desde la sala.

Era una casa muy bonita, tenía dos pisos, era de color blanco y unos acabados bastante sobrios, estaba en perfectas condiciones, encima de la chimenea y por varios lugares había varias fotografías de toda la familia, pude ver a Damiano abrazado al que me imagino es su hermano. Me gustaba mucho la sensación de sentirme bien en un lugar acogedor.

El agarre de Damiano me saco de mi pequeña requisa a toda la casa, al parecer nos dirigimos a la cocina.

- Mamá, la llamo nuevamente

Una voz muy cálida lo respondió de inmediato.

En entrar a la cocina quedé estupefacta, era hermosa no había forma de describirla, todo estaba en perfecto estado muy bien ordenado todo era simplemente bellísimo, de tras de la encimera, se encontraba la mamá de Damiano, estaba preparando la cena me imagino.

Era una señora de tamaño promedio, Damiano se parecía mucho a ella, tenía el cabello castaño y algo rizado.

- Cariño, ella es Esthela mi madre

Extendí mi mano de inmediato

- Mucho gusto, mi nombre es Ana le.dije

- El gusto es mío

Correspondió a mi saludo y me dedico una sonrisa.

Estaba muy nerviosa, pero al parecer la prueba más difícil la había pasado.

Entablamos conversación de inmediato, era una señora muy cálida, me ofrecí a ayudar a cocinar

Al parecer estábamos solo los tres en la casa, ella dijo que en la tarde irían llegando todos los demás y así fue.

- ¿Ana estás lista?

- Sí ya salgo, dije desde el otro lado.

Termine de cambiarme y salí porque Damiano me llevaría a comprar algunas cosas para la cena de esta noche.

Caminamos por las calles del pequeño pueblo o ciudad aún no estaba completamente segura, compramos lo que necesitaba pero había algo en raro en Damiano.

- Te tengo una sorpresa

- Lo sabía, reí

- ¿Sabías qué?

- Que algo ocurría

- Ah ok, me asustaste pensé que te referías a la sorpresa

- Oh no, pero sabía que algo guardabas

- Bueno señorita bruja, es verdad pero basta de charla entra por favor.

Llegamos a una casa que en la parte de frente tenía una tienda.

-Damiano ya sé que traes entre manos y rotundamente no.

- ¿Que? ¿Cómo qué no? Aún no sabes de lo que se trata y ya me dices que no.

- Me obligarás a usar un vestido

- Bueno si es de eso, pero no te obligare

- Pero no quiero utilizar un vestido

- Bueno en este caso será un regalo y no te puedes negar.

Entramos y una joven muy amablemente nos comenzó a mostrar varios vestidos, todos eran hermosos pero de ninguna forma aceptaría ya que costaban la mitad de lo que yo gano en dos meses. Y aunque era un regalo de Damiano no quería que gastara tanto en mí.

Me probé algunos pero no estaba segura. Damiamo estaba como niño en dulcería, traía como 10 vestidos para probarme pero en ninguno me sentía bien y su costo no ayudaba.

- Vamos cariño por favor, este será el último me decía el al otro lado del vestidor

- No ya dije que no, por favor tengo ropa no tienes por qué hacer esto

-Claro que tengo que hacerlo, además es un regalo Ana. Por favor

Luego de unos minutos después de tantos ruegos accedí y me entrego un último vestido.

- Te odio en serio.

- No cariño, yo sé que me amas, rió como un niño.

No sé qué clase de pacto con el diablo hizo pero el último vestido que me entrego, era hermoso.

Estaba ahí frente al espejo observando lo bien que me quedaba, era largo de color rojo con unos detalles de pedrería en la cintura, además tenía bolsillos, creo que era lo que más me gustaba.

- Yo sé que te gusta, ya no seas modesta, te ves hermosa.

- Si, pero no puedo aceptarlo

- ¿Porque no?

- Porque es muy caro y enserio no deberías.

- Si debo, cariño por favor deja de quejarte y acéptalo

Se acercó y me tomó por la cintura

-Por favor, dijo otra vez y haciendo un puchero

- Lo acepto, pero te odiaré la próxima hora, le dije riendo

- No importa con tal de verte nuevamente en ese hermoso vestido y verte tan feliz

- Gracias cariño.

Al final después de tanto problema, salimos con el vestido en mano.

Damiano irradiaba felicidad.

- Está noche no la olvidarás nunca.

- ¿Debo preocuparme por eso? Le pregunte

- Mmmm si y no

- Ok tengo miedo

De intercambio en Italia (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora