CAPITULO 34

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Me desperté sola, nuevamente eso significaba que Damiano no había llegado, al igual que aquella vez que se encontraba con ella, era imposible no recordar su actitud y mucho más cuando de él mismo salió la verdad, estaba luchando conmigo misma para no pensar eso pero me era imposible.

Salí de la habitación y vi a Vick en la cocina con Ethan, los salude y pregunte si sabían algo de Damiano pero su respuesta fue negativa.

-Pequeña, no te angusties de seguro ya llegara y te explicará por qué no llegó, trató de calmarme Vick, pero la verdad no lo consiguió.

Estábamos a dos días de viajar a Milán y la verdad no quería irme así con Damiano.

Volví a mi habitación y me cambie, quería salir a caminar un rato para despejar mi cabeza de tanto pensamiento, además tenía la esperanza de encontrarme con Damiano.

Salí despidiéndome de los demás sin antes decirles que si Damiano llamaba o llegaba a casa me avisen.

Caminé al centro de la cuidad, como no había desayunado me dolía en estómago, así que me detuve a comprar algo para comer, minutos después seguí caminando, eso me ayudó mucho a despejarme de tanta mala vibra que traía.

A lo lejos si vista no me fallaba logre ver a Damiano, pero no estaba solo, estaba con ella...

Me acerque un poco más, tratando que no me vieran, lo hice para asegurarme que sean ellos y sí. ¿Qué carajos estaba observando? ¿No que no ocurría nada?

Se detuvieron frente a una tienda mirando algo, pero de la nada Sara se dio vuelta y le planto un beso a Damiano, el solo se quedó quieto y mi corazón se rompió, todo se fue al piso.

Eso me bastó para entender, toda su actitud, la insistencia de llamadas y mensajes, no sé hace cuánto tiempo la estaba viendo de nuevo, pero se le olvidó que de por medio estaba yo y mis malditos sentimientos.

Me di la vuelta y camine de regreso no quería estar más tiempo ahí ni en Roma, ni en Italia, más bien en ningún lado. Estuve inmersa en mis pensamientos un buen rato más o tal vez fueron horas no estaba segura, estaba pensando que hacer, no sabía que procedía. ¿Enfrentarlo? ¿Dejarlo? ¿Irme?

No sabía exactamente qué hacer, estaba tan dolida que no quería saber nada, solo necesitaba que la tierra me tragase.

Vi la hora y era alrededor de las dos de la tarde, sí que había caminado bastante, luego de tanto, tome una decisión y me dirigí a la casa, no había vuelta atrás.

Al llegar, Thomas estaba en la sala, lo salude y entre rápidamente a mi cuarto tratando de disimular lo hinchados que estaban mis ojos luego de haber estado horas caminando, llorando y pensando.

Estaba recogiendo toda mi ropa y mis papeles, aproveché para llamar a la aerolínea y preguntar si podía cambiar la fecha de mi vuelo para hoy mismo, afortunadamente la respuesta fue que sí, mi avión salía a las 5 de la tarde, así debía apurarme. Mientras arreglaba todo, tocaron la puerta rogaba porque no fuera él.

-Adelante, dije

En la puerta de asomó Ethan y todos los demás.

-¿Qué hizo el estúpido de mi amigo, como para que te quieras marcar? Dijo Vick angustiada.

-Creo que lo inevitable, dije tratando de no romper en llanto nuevamente.

Ethan y Thomas me abrazaron y no aguante más.

-Los vi, los vi juntos decía yo, sollozando y tratando de no verme más patética de lo que ya me veía.

-Lo castraré decía Vick enojada, ella caminaba de un lado al otro en mi habitación tratando de procesar todo lo que les había contado.

- Pero Ana, tal vez a todo esto hay una explicación decía Thomas, debes hablar con él no puedes dejarlo así.

- Thomas ¿qué harías tú si ves a la persona que amas, besándose con su ex a la que claramente aún no ha superado?

-Es verdad, Ana, lo siento. Dijo él

Hablamos horas, trataron de convencerme que no me fuera, almenas que pasáramos las vacaciones en Milán, pero no quería ir así, además necesitaba alejarme.

Y pues hasta esa hora no había rastro de Damiano, ni en la casa, ni llamadas ni mensajes. Se nota que le importo o le importa lo nuestro.

Salí de la casa alrededor de las cuatro de la tarde ya que el camino al aeropuerto estaba algo lejos y no quería perder mi vuelo.

Me despedí de los muchachos con lágrimas en los ojos y agradeciéndoles haberme tratado como una más de ellos en tan poco tiempo, les pedí que no le reclamaran nada a Damiano, odiaría que por mi terminaran esa relación que más que amigos sino de hermanos que tenían.

-Pequeña Ana te extrañare de aquí a la luna te lo juro, decía Thomas llorando.

-Igual yo, como me dejas así, no te vayas por favor, añadió Ethan.

- Te juro que te visitaremos pronto Ana te vamos a extrañar mucho, finalizo Vick

-Yo los extrañaré más, les dije y los abracé por últimas vez, antes de subirme al taxi que me llevaría al aeropuerto.

Te amamos Ana gritaron los tres y lloraban como unos niños afuera de la casa.

Rompí en llanto y lo único que hice fue mover mimano en forma de un adiós. 

De intercambio en Italia (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora