El mar bramó con un quejido que se repitió en su corazón, lento y agonizante. El agua, antes calma, comenzó a agitarse ansiosa frente a su presencia. Laila tragó saliva sin perder de vista el hilo que se sostenía a la mano de su hermana y que las había encontrado gracias a ella, y esperó.
Sol acercó las manos cerradas a sus labios y cerró los ojos. La mandíbula le temblaba mientras susurraba y Laila pudo entender lo que decía; le pedía que fuera el último sueño y que las dejara seguir con su tarea. Las palabras salían entrecortadas de su boca, a diferencia de cada intercambio que Sol mantenía con las almas que tomaba del mar. Esta era diferente. No tenía sentido negarlo.
—¿Va a dejar de buscarnos si se lo pedís? —preguntó Laila en voz baja.
Sol suspiró, resignada.
—Fue más para mí que para ella. No entiende si no le hablo en la lengua del mar.
A pesar de que lo imaginaba, aquello no lo hacía más lógico. Deseó poder tocar a su hermana para contagiarle su fuerza, la que solo aparecía cuando estaban juntas, y asegurarle que estarían bien. Que podían con un último sueño. Que lo habían prometido. Sin embargo, la figura que le pedía perdón con la mirada le pertenecía al mar y ella no podría tocarla nunca. Verla y escucharla era todo lo que tendría.
Sol acercó el hilo de agua a sus labios y Laila desvió la mirada. El bote se mecía con el movimiento del mar y parecía estar pendiente de sus emociones, de sus mentiras. Le costaba imaginar que el mar escogiera los sueños en función de ella y de sus noches porque implicaría aceptar que era su responsabilidad ir a la cama en el mejor estado posible. Laila tenía el poder de arruinar los pocos momentos que compartía con Sol y su mundo diurno, el que la esperaba fuera del mar, tenía el poder de arruinar cada visita y crear un abismo en el metro y medio que las separaba dentro del bote.
—Es el último —murmuró Sol—. Dice que este es el último y no nos va a volver a buscar.
—¿Le creés?
—Me lo prometió. Dice que este sueño es el único que le importa.
Conocía el sentimiento; conservar ese vínculo era su única prioridad. Se preguntó si Sol insistiría con la intensidad de aquella chica para hablar con ella si no fueran gemelas, si no hubieran tenido la oportunidad de ser ambas el lazo que unía el mar de los muertos con el sueño de los vivos. Se preguntó si su hermana buscaría hablarle con la desesperación del alma que en ese momento encerraba entre sus dedos.
—Las dos tenemos una idea de lo que le pasó —sugirió Sol en voz baja—. Está bien que yo prefiera mirar para otro lado porque tengo miedo de lo que pueda pasar si descubren que no estamos siguiendo el orden natural de los sueños, pero vos no sos así. —Cuando Laila separó los labios para discutir, su hermana continuó—: Vos sos la que se arriesga a proteger al resto, la que se puso del lado de Mili y Juli aunque el resto de la familia dijera que eran unas irresponsables y maleducadas. La versión de la tía era más fácil de creer, pero la de ellas implicaba tomar un bando y justificar las decisiones de mierda que tomaron.
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El mar donde sueñan los que mueren [COMPLETA]
ParanormalLaila y Mateo no se toleran, pero una muerte les hará ver que sus vidas giran en torno a la culpa y que tienen más cosas en común de lo que creen. ** La...