Laila inhaló despacio, respiró el aire frío y ligero que le clavaba agujas en los pulmones cada vez que intentaba incorporar más de lo que necesitaba. El vaivén del bote se acompasaba con los movimientos de su diafragma mientras ella elegía las palabras justas para saludar a su hermana, que la esperaba con paciencia, casi curiosa. Se permitió ser consciente de su entorno, percibir la brisa como parte indivisible del mar, la que estaba en contacto con ella y evidenciaba sus emociones. O quizá fuera el agua misma, vibrante bajo sus pies, la que sabía qué sueño acercar a ella. Fijó la mirada en el cielo gris, en las nubes que se agolpaban, amenazantes, sobre la pequeñez del bote que las mantenía a salvo del mar.
—Me molestó pensar que me podía haber usado para acordarse de vos —dijo sin bajar la mirada—. Antes de enterarme, llegué a pensar que le pasaba algo conmigo. Me estaba empezando a enganchar.
Sol se inclinó hacia ella. Por más que hubieran decidido pasar algunos minutos juntas, conversando, antes de tomar algún sueño durante las últimas noches, mantenían el acuerdo tácito de no mencionar a Mateo hasta que Laila sacara el tema.
—¿Qué te hace pensar que no le pasa nada? El sueño fue transparente.
—No me volvió a hablar. Está con alguien, quiere a esa piba. A mí no me habló de salir como parte de su relación abierta, directamente me bloqueó y desapareció. Si le importara, no me habría borrado tan fácil.
—O le importás tanto que te tuvo que poner en pausa porque no sabía qué hacer con vos.
Solo en ese momento miró a su hermana. Sol estaba tranquila, con la sombra de una sonrisa en los labios y un brillo de paz en los ojos.
—Es más fácil si pienso que no le pasa nada conmigo.
Sol se enderezó. Desvió la mirada hacia el mar antes de hablar y, cuando lo hizo, su voz fue un murmullo que se perdió en la superficie.
—¿Querés saber cómo fue?
Laila deseó contestar con un «no» firme y rotundo, pero su hermana era su única alternativa para terminar de decidir si Mateo la había buscado por un recuerdo o por un error.
—¿Tenemos tiempo?
Sol inhaló el aire frío con los ojos cerrados.
—Estás haciendo las paces con algo. El sueño que nos toca es una especie de conciliación, de los que no nos piden que tomemos otro sueño en la misma noche. Tenemos tiempo.
Laila aceptó con un movimiento leve, tan sutil que podría haber pasado desapercibido, pero Sol sabría de igual manera que necesitaba terminar con las dudas que no mencionaba ante ella. Se acomodó el pelo a un costado del cuello, como hacía cada vez que abordaba un asunto serio, y la miró a los ojos.
—Entré al bar para preguntar si podíamos usar el baño —empezó. Laila supo que no tendría voluntad para frenarla—. Un chico me dijo que teníamos que consumir, así que me senté mientras las chicas iban y pedí algo para tomar. Mateo estaba en la barra. Cuando me acerqué para hacer el pedido, me preguntó si había ido a no sé qué recital. El de la remera que me diste.
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El mar donde sueñan los que mueren [COMPLETA]
ParanormalLaila y Mateo no se toleran, pero una muerte les hará ver que sus vidas giran en torno a la culpa y que tienen más cosas en común de lo que creen. ** La...