Capítulo 4: Strikes

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Narra Dylan

-Bueno, chicos, hemos estado esperando esto desde hace años- anunció Nate en la puerta del parque de diversiones delante de todos. Claramente, les hablaba a sus amigos. Miré de reojo a Emma y ví que estaba sonriendo, obvio que concordaba con él- Y el momento al fin ha llegado, nos vamos y necesitamos este último momento de niñez- siguió- También me complace anunciar a nuestros nuevos compañeros en nuestra última aventura- agregó guiñando un ojo hacia a mí, mis amigos y Sam.

Vi que todos estaban en la misma situación de Emma, y por alguna razón, yo no podía estar igual.

Em me tomó de la mano y entramos todos juntos al parque.

En el viaje hasta aquí, me tocó ir en el auto con Nate, Emma y Sam. La verdad, es que Nate estaba teniendo la mejor actitud que había visto en mucho tiempo en alguien. Era bueno conmigo, me hablaba como si ya fuéramos amigos de toda la vida y sonreía cuando veía que Emma y yo teníamos un lindo momento. Eso me confundía y me hacía dudar ¿Por qué está tan feliz de que su ex novia lo haya cambiando? Había un montón de respuestas que había pensado para eso y que prefería que no aparecieran por mi mente nunca más.

Lo primero que hicimos fue comer en un lugar que había dentro del parque comida rápida.

Nos fuimos sentando todos en una mesa, y antes de que yo me siente junto a Emma, Nate se sentó y yo me puse en frente. Strike uno.

En lo que comían, los cuatro, empezaron a acordarse de cosas de la secundaria.

-¿Recuerdas la vez que la profesora Valentine olvidó los materiales de química que teníamos que usar para completar el proyecto?- empezó Moon sin parar de reírse hacia Emma.

-¡Dios, si!- exclamó ella empezándose a reír- Su cara fue inolvidable.

Siguieron así hasta casi terminar de comer y Emma apenas me hablaba, solo se reía con sus amigos, con Nate más que nada. En un momento, cuando estaban riendo ellos solos, Nate la miró, pasó un brazo por atrás de ella y lo apoyó en el respaldo su silla. Strike dos.

De todos modos, lo cierto, es que no me sorprendía para nada que eso hubiera pasado. Porque ellos cuatro estaban en su mundo, en el mundo en el que estuvieron siempre, en esa burbuja de individualidad. Estaban de vuelta en la cafetería de la escuela siendo los reyes. Era una costumbre que Nate sea su novio y punto.

Pero todo eso se fue, cuando Emma se enderezó en el asiento, se acercó a mí y entrelazó una de sus manos con la mía sobre la mesa.

-Gracias por estar aquí, en serio no sería igual- dijo en un tono bajo para que yo solo escuchara.

✨✨✨

Jugué a encestar pelotas con Joey, a disparar patitos con Meg, a golpear con un martillo a criaturas extrañas que salen de barriles con Sam, me metí en un láser-tag con Emma como mi equipo contra Moon y Alan, y compartí un algodón de azúcar con mi novia. En otras palabras, sorprendentemente, me estaba divirtiendo.

-¡Hey!- exclamé con una sonrisa parando de caminar- Hay un stand de los Mets- señalé el lugar a unos metros. Era un juego de béisbol con una cancha súper pequeña.

-¡Wow!- contestó Emma. Se puso detrás de mi y me besó el hombro- ¿Quieres ir?

-Claro que si- respondí- ¿Vines conmigo? Es de a dos.

Ella se alejó un poco y mordió su labio.

-Honestamente, no quiero morir- dijo- Soy muy mala, haré que no lo disfrutes y...

-Yo iré contigo- la interrupió Nate. Todos se voltearon a mirarlo con sorpresa- Tampoco soy bueno, que digamos, pero... será divertido- agregó con una sonrisa.

No tuve más opción que decir que si. Quería en serio ir a aquel juego y sentía que tenía que probarle algo a alguien (quizás a mismo) ganándole.

Ambos nos metimos en la fila, solos. Hermoso. No había tanta gente, así que, nos metimos rápido y no hubo un momento de incomodidad. Sin los demás, no éramos nada.

Yo agarré el bate y Nate tiraba la pelota, mientras había un chico detrás de mi que agarraba los strikes.

Me puse a pensar porqué él se metió en este juego. Odiaba pensar mal, odiaba creer que hacía esto para desafiarme a mi porque, seguramente, ese no era el caso.

Eso hizo que la pelota se me fuera. No, concéntrate.

Me puse nervioso y me obligué a ganar. Segunda pelota que no agarro.

"Tampoco soy bueno, que digamos". Mentira, mentira, mentira.

-Tercer strike, estás fuera- escuché demasiado pronto.

Nate levantó los brazos en celebración y yo solo me quedé ahí parado sin procesar nada.

Él me gano. En béisbol.

Nate Parker, el tercer strike lo tienes tu y estás fuera, muy fuera.

Deseos desafortunados ✨ (Dylan O'Brien)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora