Deseos desafortunados ✨ (Dylan O'Brien)

Capítulo 11: No era nadie

Narra Dylan

Si Emma fuera conciente de lo que pasa en este momento, sabría que todo lo que dije en el parque de diversiones era una completa y absoluta mentira, que fue un ataque de enojo y nada más.

¿Por qué? Porque me estaba perdiendo un juego de los Mets, que vale aclarar que ya me lo había perdido antes por ser ella. Teniendo en cuenta que tenía la oportunidad de verlo de nuevo, no, la elijo a ella, elijo buscar una forma de recuperarla, de acercarme.

Porque la amo.

Boy me miraba desde su cucha mientras me ataba los cordones sentado en la cama. Una vez que terminé, me acerqué a él y me agaché a su lado.

-¿Recuerdas a Emma, amigo?- no hubo ninguna reacción de su parte y esa fue respuesta suficiente.

Me incorporé y fui hasta abajo pensando en que diría para que me dejaran salir.

-Voy a ver el partido en lo de Joey, hace una semana me dijo que quería meterse en el tema- dije mientras abría la puerta.

Sinceramente, no me importaba mucho si me creían o no, después de todo, esto no importará si arreglo las cosas.

✨✨✨

Ya en la casa de Rachel, no conocía absolutamente a nadie, pero todo era familiar. Era una sensación bastante extraña.

Muchos tomando, algunos por el primer trago y otros parecía que ya estaban cerca del coma alcohólico, lo cual no comprendí porque la fiesta no estaba ni cerca de terminar. Otros besándose de maneras que yo ni siquiera conocía. Y otros, al borde de tener sexo pero con solo la boca, si me explico.

Busqué a Emma con la mirada, o alguno de los chicos, pero no ví a nadie.

Seguí caminando entre la gente y ví el televisor con el juego. Concéntrate, estás aquí por tu novia.

Alguien me chocó por la espalda y me giré para ver quien era.

-Lo siento, amigo- Alan con dos vasos bastante grandes en ambas manos riéndose mientras me hablaba y en pie de pura suerte. Esa era la imagen.

Siguió caminando como pudo y empecé a seguirlo. Era algo cercano de Emma y eso me servía.

Al detenerme a unos metros de donde él lo hizo, ví que el otro vaso era para Moon y que Emma y Nate no estaban ni cerca. Genial, llegué seguramente cinco minutos antes de que estos dos se coman entre si.

-No puedo creer que Nate y Emma estén teniendo sexo en mi habitación- escuché detrás de mi como Rachel se quejaba con, quizás, una de sus amigas- Cerraron la puerta con llave ¡Dios, que asco! Tendré que mudarme.

Mordí mi labio inferior para retener las lágrimas que luchaban por salir. Y me quedé ahí pensando que todo esto empezó por eso mismo, por mis celos e inseguridades hacia Nate.

Y ahora, estaba pasando de verdad, y ni siquiera estaba mal bajo el punto de vista de nadie, excepto por el mío, porque ellos, en ese momento, eran pareja y yo no era nadie. No era nadie para Emma.