Capítulo 4.

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Observo mi reflejo en el espejo y me encanta la forma en que el vestido rosado con pequeñas flores me queda, se ajusta a mi cintura haciéndola ver todavía más pequeña y la falda estilo campana me gusta, llega hasta la rodilla, el conjunto lo acomp...

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Observo mi reflejo en el espejo y me encanta la forma en que el vestido rosado con pequeñas flores me queda, se ajusta a mi cintura haciéndola ver todavía más pequeña y la falda estilo campana me gusta, llega hasta la rodilla, el conjunto lo acompañé con unos zapatos de tacón color beige. Tomo mi bolso nuevo y camino hasta la entrada como si fuera mi pasarela. ¿Quién dice que no puedo desfilar para mí? Me detengo en un espejo frente al recibidor y acomodo un mechón de mi ahora cabello rubio, vuelvo a retocar mi labial rosado y sonrío con el resultado. Una vez lista salgo al jardín donde me esperan.

—Buenos días—me acercó hasta Decker y beso su mejilla al igual que la de mi hermano, el último me mira frunciendo el ceño pero no dice nada.
Desde que Decker terminó conmigo me ha gustado arreglarme y verme todavía mejor, una parte de mi quiere que vea todo lo que se perdió por idiota, y otra muy pequeña tiene la esperanza de que vuelva a enamorarse de mí. Lo cual es tonto ya que él nunca sintió nada, solo salió conmigo por orden de mi hermano y acabó con todo cuando se lo ordenaron. Aun así, me gusta sentirme poderosa cuando me mira de la forma en que lo hace, sé que físicamente no pasó desapercibida para él, de lo contrario no se tomaría su tiempo mirándome como lo hace. Sonrío y entro al auto cuando mi hermano abre la puerta para que suba.

Decker maneja de primero y sonrío al saber que no tendremos porqué tomar un avión, odio esos endemoniados medios de tortura, sí, no de transporte, tortura. Desde que tengo memoria he odiado viajar por aire, prefiero hacer un viaje mucho más largo y tedioso antes de subir a una de esas cosas. Lo normal sería consultar en el registro, pero no hay nada sobre mi esposo. Los papeles dicen que estoy casada, el resto es información confidencial a la cual ni siquiera yo puedo acceder. Mi hermano hizo uso de los abogados familiares y aunque lo intentaron no hallaron nada. Por el último mes mientras se hacen investigaciones me ha tocado fingir que estoy preparando una boda y no es fácil.

Miro por la ventana y el frío invierno ya empieza a llegar a Boston, solo es mediados de noviembre, pero el clima frío empieza a ser más de diciembre. Mi época favorita del año es la navidad, la época perfecta para salir de compras y donde mi familia se encuentra reunida, incluso la familia de mi madre, un grupo de locos rusos con los que me llevo de maravilla, estoy segura de que a mi tía le dará un infarto cuando se entere que mis padres quieren obligarme a casarme. Supongo que no todo en mi familia es malo, hay algunas personas que sí se preocupan por mí.

Realmente extraño a la familia de mi madre ya que todos están locos y cuando paso tiempo con ellos me hacen sentir parte de mi propia familia, no como me acostumbro a sentir el resto del año. En dos semanas celebraremos acción de gracias y ya quiero probar las delicias que va a cocinar la abuela Adelaide, madre de mi padre. Solo por su deliciosa comida soy capaz de soportar el tiempo que se queda en casa, de lo contrario me lanzaría por el alfeizar de mi cuarto desde el primer día.

No sé cómo, pero me la paso perdida en mis pensamientos por el tiempo suficiente para que ambos cambien de puesto para manejar. Mis padres piensan que me fui a otras ciudades a ver vestidos de novia y que ellos fueron a ver unas empresas fuera de Boston. Es gracioso. Todo lo que concierne a mí es fiestas y vacaciones, pero estoy segura que los últimos años he trabajado más que ellos dos juntos.

Una Lección de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora