Capítulo 16.

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Observo la fotografía que Jackson me envió luego de dejarme frente a mi casa y sonrío porque ambos lucimos ridículos, pero felices. Han pasado dos días, pero todavía me encuentro sonriendo al recordar nuestro día y es que es increíble. Incluso con su loca idea me hizo pasar una de las mejores citas y es que él dejó en claro que eso era una cita. Merece ser una cita, la mejor que he tenido si soy honesta conmigo misma.

Mi celular anuncia una llamada y contesto al ver que se trata de Alaska.

—¿A qué debo el honor de recibir tu llamada? Creí que estarías esquiando con chicos lindos en Los Alpes.

Por la queja del otro lado del teléfono sé que su viaje no ha sido como esperaba cuando me contaba todos sus planes.

—Regreso mañana, no más vacaciones extremas para mí.

Intento no reírme, pero es difícil cuando ella me cuenta como hizo el ridículo frente a los muchachos con los que fue de viaje. Pero era algo que esperaba porque mintió sobre todo para impresionarlos, Alaska nunca ha intentado ningún deporte que implique algún esfuerzo. Sus Navidades favoritas son en algún crucero o isla donde el sol sea su mayor preocupación.

—¿Y qué pasó con eso de que no es tan difícil esquiar y como cualquiera puede hacerlo?

—Mi pierna tiene la respuesta, debe reposar porque quien diría que estrellarse contra un cúmulo de nieve sería como una roca.

—¿Hiciste qué? ¿Pero te encuentras bien?—Toda burla hacia ella desaparece y se instaura la preocupación.

Quizá Alaska sea lo más cercano a una mejor amiga, crecí con ella, y aunque podríamos ser muy parecidas y parecer mejores amigas, sé muy bien que debo cuidar mi espalda de ella. Quizá sea por el ambiente en el que crecimos, pero no existe la relación donde nos contamos todo, al menos no si no quieres que sea el chisme entre nuestro grupo en común. Amo a Alaska, de verdad, pero si quiero que mis secretos sigan siendo secretos debo ocultarlos de ella, al igual que mi madre y su madre encuentran cierto placer cuando se sienten superiores ante los errores de los demás.

En fin, es lo más cercano a una mejor amiga y me preocupo por ella.

—Yo estoy bien, mi orgullo no. Fue una caída vergonzosa, todos la presenciaron Kate.

Sonrío aliviada y escucho a Alaska contarme su trágico accidente y como por el enojo les confesó la mentira a sus acompañantes. Es divertido escuchar su relato en especial porque le recomendé no mentir, pero ella no me escuchó.

Hacemos planes para vernos y es que ella pasará en su departamento toda la temporada navideña. Me despido de Alaska porque mi madre me está llamando y con una sonrisa porque ya sé para que me llama prácticamente corro a la entrada de la casa y ahí están. Mi tía Alena deja de hablar con mi madre y corre a abrazarme lo cual me encanta. Ella es cinco años mayor por lo cual es más cercana a mí que a mi madre. Al igual que todas las mujeres de la familia de mi madre es pelirroja y tiene ojos turquesa, si Rei piensa que yo soy una muñeca es porque nunca ha visto a mi tía Alena. Se separa y me observa sonriente mientras menciona lo preciosa que me he vuelto en un año. Olvidaba mencionar que le encanta dar cumplidos, ella adora elogiar a las personas.

Una Lección de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora